Una
exposición/venta de obra gráfica en beneficio de la asociación
civil Kalli Luz Marina, una organización para mujeres que sufren
violencia en Zongolica, Veracruz, se efectuó del 15 al 24 de octubre
en la Casa de Coahuila de la Ciudad de México, como parte del tercer
Festival de Arte Popular México-Alemania 3.1 realizado en 2018 en
Munich y replicado acá.. En cada festival se beneficia algún grupo
vulnerable de esta manera.
“En
cada caso nos han asesorado la red nacional de organismos civiles de
derechos humanos Todos los Derechos para Todas y Todos. Según el
tema nos han dicho cual es la organización más necesitada. En el
acto inaugural estuvieron presentes dos mujeres indígenas de
Zongolica, representantes de Kalli Luz Marina”, expresa a La Jornada Sergio
Checo Valdés Rubalcaba, pintor e impulsor del festival.
En
1998 Valdés, entonces docente de la Universidad Autónoma
Metropolitana, dirigió el mural Vida y sueños de la Cañada
Perla, mejor conocido como El Mural de Taniperla,
destruido horas después de terminado por un operativo policiaco
militar. Incluso, Valdés fue encarcelado un año 15 días. A raíz
de esto el mural se volvió icónico y ha sido reproducido en
diferentes partes del mundo. Tras una invitación en 2015 a Munich,
Alemania, nació la idea del festival que se ha realizado tanto en el
país germano como en México.
El
primer tema fue Afectados ambientales (2015), el segundo
Migración y refugio (2016) y el tercero Equidad de género:
No se nace mujer, se llega a serlo (2018).
Entrevistado,
Valdés también adelanta que está en proceso el manual de su Método
de mural comunitario participativo que se ha probado con
un sinnúmero de obras, empezando con El Mural de Taniperla.
“El Método es universal, funciona desde el sótano del
subdesarrollo hasta el primer mundo”, afirma el artista.
Es
un Método para “personas indígenas con un alto grado de
analfabetismo. Me basé en cosas pedagógicas que conocía por mi
experiencia docente, aunque con un espíritu de gente sencilla. Lo
diseñé para el caso (de El Mural de Taniperla), sin embargo
cuando terminamos lo fui a ver de noche iluminado por focos amarillos
y me di cuenta que mi método había funcionado y que valía la pena
volverlo a aplicar”.
La
segunda oportunidad para probarlo, dictado por las circunstancias,
fue en la cárcel de Cerro Hueco, de Cintalapa, con otros indígenas
de otro municipio también desmantelado. Al salir de su reclusión
Valdés empezó a conocer semillas muy significativas de su método.
¿En
qué consiste? “En consultar a la comunidad lo más rigurosamente
posible con tres o cuatro preguntas sobre qué moviliza tanto el
interés personal como la consciencia social. Qué es relevante para
toda la comunidad. Allí tienen que pensar en lo holístico. Esto ha
tenido éxito afuera de las fronteras de Chiapas. Dentro del estado
un miembro de la junta de gobierno de La Garrucha expresó que del
mural comunitario participativo nace el mural comunitario autónomo
zapatista.
“Donde
lo hayamos presentado lo importante es la consulta. Sintéticamente
el mural resulta una especie de ventana para que los demás los vean
y de espejo para verse a sí mimos porque además recuperan historia,
identidad, problemas y valores. Es muy rico en significados con un
grupo de la comunidad que se pone al servicio de sus ideas. Todas las
ideas de la comunidad están sintetizadas en imágenes. Muchas se
reiteran. El discurso visual se vuelve muy interesante al hacerla de
esta manera”.
Los
participantes no necesariamente son artistas, anota Valdés: “La
capacitación que hemos diseñado para esto es para intervenir
socialmente en torno a la posibilidad de hacer un mural con las ideas
y las manos del barrio o la comunidad”.
Aparte
del Método hay otro proyecto editorial, un libro “anecdótico,
la memoria del proceso, el encarcelamiento, hasta el presente”. Más
a futuro vendrá un volumen teórico. Valdés anota que “tanto en
Chiapas como en México y Francia existen tesis sobre esta práctica
muralística. El sociólogo francés Yvon Le Bot nos encargó una
intervención comunitaria en Oventic. Como se hizo en lona lo pudimos
llevar a París”.
La
Casa de Coahuila se ubica en Prolongación Xicoténcatl 10, colonia
San Diego Churubusco.
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