Merry
MacMasters. La principal consigna de las intervenciones escultóricas
que comprende La tierra es cruda… y sin embargo se mueve,
exposición de Mauricio Cervantes en el Centro Cultural Santo
Domingo, en Oaxaca, es crear objetos artísticos de bajo impacto
ambiental a partir del uso –entre otros-- de
los subproductos de la destilación del maguey: el bagazo y las
vinazas. Estos se mezclan con arcillas y arenas mediante sencillos
procedimientos mecánicos como los aplicados para la producción de
cob,
adobes y otros materiales constructivos.
Todas las fotografías son de Mauricio Cerventes |
Cervantes es un “ferviente
promotor” de la multiplicación y diversificación de los públicos,
de allí que las estrategias de Matria Jardín –sello que cobija
sus proyectos artísticos abocados al medio ambiente-- tengan entre
sus premisas “sacar el arte de los espacios canonizados que de
manera natural los reciban, o de llevar a gremios o agrupaciones
ajenos al mundo del arte a los espacios cuya vocación habitual se
reduce a las más altas expresiones de la cultura”.
Por esa razón, Matria Jardín
ha llevado las expresiones más refinadas de la producción
artística, a huertos urbanos, cementerios o plantaciones agrícolas.
En esta ocasión lleva a actores de la producción de derivados del
agave al interior del Ex Convento de Santo Domingo.
El artista anota que en el
último lustro han empezado a cobrar más auge, entre los productores
de mezcal, las iniciativas preocupadas por la preservación de
especies nativas de agaves, la conservación de los mantos hídricos,
la restauración de paisajes o la conformación de bancos de
germoplasma y semillas.
El juego de conceptos en el
título de la muestra, que también incluye videos, alude a la
posición que Galileo sostenía en contra de los dogmas instituidos
por la iglesia, sobre el movimiento de la Tierra en relación al sol.
Con una actitud cuasi dogmática la mercadotecnia ha conseguido que
“al menos cuatro generaciones hayamos creído que la solución para
satisfacer las necesidades de vivienda está en los materiales
industrializados que dependen en gran medida de los hidrocarburos”,
expresa Cervantes. Del mismo modo que los zares de la agroindustria
“han querido convencernos del uso de semillas y polinizadores
transgénicos como alternativa para darle de comer a los seres
humanos”.
Para el expositor “las
verdaderas respuestas para dar cobijo y sustento a los pasajeros que
transitamos por el planeta están en el respeto a la tierra, al agua
y a los procesos que contemplan un uso moderado de los recursos”.
La opción para la construcción de vivienda está en “los procesos
y materiales utilizados a lo largo de milenios como la arcilla, la
arena y las fibras vegetales”.
Un
tercio de la humanidad vive en casas hechas de tierra que son tan
saludables para el medio ambiente como para sus usuarios. La tierra
seca es un material inocuo, no tiene ninguna sustancia tóxica,
siempre que provenga de un suelo que no haya padecido contaminación.
Las arcillas y arenas usadas para las escultura de La
tierra es cruda… se
traen de las inmediaciones al taller de Cervantes y de bancos de
Yanhuitlán, ubicados en el Geoparque de la Mixteca Alta.
El
artista ha creado canoas de cob,
una tonelada de adobes dispuestos como libros, paraguas, velas de
navegación, relieves para piso o muro y proas como obelisco. Las
estructuras de las esculturas son producidas por herreros oaxaqueños,
además el metal es el único material producido y trabajado por
medio de procesos industriales.
La
tierra es cruda… y sin embargo
se mueve permanece hasta el 13 de enero en el Centro Cultural Santo
Domingo.
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