domingo, 13 de enero de 2019

Tierra cruda de Mauricio Cervantes




Merry MacMasters. La principal consigna de las intervenciones escultóricas que comprende La tierra es cruda… y sin embargo se mueve, exposición de Mauricio Cervantes en el Centro Cultural Santo Domingo, en Oaxaca, es crear objetos artísticos de bajo impacto ambiental a partir del uso –entre otros-- de los subproductos de la destilación del maguey: el bagazo y las vinazas. Estos se mezclan con arcillas y arenas mediante sencillos procedimientos mecánicos como los aplicados para la producción de cob, adobes y otros materiales constructivos.



Todas las fotografías son de Mauricio Cerventes




Cervantes es un “ferviente promotor” de la multiplicación y diversificación de los públicos, de allí que las estrategias de Matria Jardín –sello que cobija sus proyectos artísticos abocados al medio ambiente-- tengan entre sus premisas “sacar el arte de los espacios canonizados que de manera natural los reciban, o de llevar a gremios o agrupaciones ajenos al mundo del arte a los espacios cuya vocación habitual se reduce a las más altas expresiones de la cultura”.








Por esa razón, Matria Jardín ha llevado las expresiones más refinadas de la producción artística, a huertos urbanos, cementerios o plantaciones agrícolas. En esta ocasión lleva a actores de la producción de derivados del agave al interior del Ex Convento de Santo Domingo.









El artista anota que en el último lustro han empezado a cobrar más auge, entre los productores de mezcal, las iniciativas preocupadas por la preservación de especies nativas de agaves, la conservación de los mantos hídricos, la restauración de paisajes o la conformación de bancos de germoplasma y semillas.








El juego de conceptos en el título de la muestra, que también incluye videos, alude a la posición que Galileo sostenía en contra de los dogmas instituidos por la iglesia, sobre el movimiento de la Tierra en relación al sol. Con una actitud cuasi dogmática la mercadotecnia ha conseguido que “al menos cuatro generaciones hayamos creído que la solución para satisfacer las necesidades de vivienda está en los materiales industrializados que dependen en gran medida de los hidrocarburos”, expresa Cervantes. Del mismo modo que los zares de la agroindustria “han querido convencernos del uso de semillas y polinizadores transgénicos como alternativa para darle de comer a los seres humanos”.








Para el expositor “las verdaderas respuestas para dar cobijo y sustento a los pasajeros que transitamos por el planeta están en el respeto a la tierra, al agua y a los procesos que contemplan un uso moderado de los recursos”. La opción para la construcción de vivienda está en “los procesos y materiales utilizados a lo largo de milenios como la arcilla, la arena y las fibras vegetales”.








Un tercio de la humanidad vive en casas hechas de tierra que son tan saludables para el medio ambiente como para sus usuarios. La tierra seca es un material inocuo, no tiene ninguna sustancia tóxica, siempre que provenga de un suelo que no haya padecido contaminación. Las arcillas y arenas usadas para las escultura de La tierra es cruda… se traen de las inmediaciones al taller de Cervantes y de bancos de Yanhuitlán, ubicados en el Geoparque de la Mixteca Alta.


El artista ha creado canoas de cob, una tonelada de adobes dispuestos como libros, paraguas, velas de navegación, relieves para piso o muro y proas como obelisco. Las estructuras de las esculturas son producidas por herreros oaxaqueños, además el metal es el único material producido y trabajado por medio de procesos industriales.


La tierra es cruda… y sin embargo se mueve permanece hasta el 13 de enero en el Centro Cultural Santo Domingo.



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