miércoles, 27 de diciembre de 2017

La arquitectura en la fotografía de Cristina Kahlo



La arquitectura fue el hilo conductor de una reciente exposición de la fotógrafa Cristina Kahlo (CDMX, 1960) sin que se considere especializada en el tema. En Cristina Kahlo. Lo concreto. Fotografía arquitectónica y abstracta, de 89 obras, la mayoría fotografías, pero también instalación y libros, la arquitectura era sólo un pretexto para generar un diálogo con la luz y crear imágenes. Ella se dice “una constructora de imágenes”.


Era la primera ocasión que Kahlo exhibía en la vivienda que habitó –aunque por poco tiempo, señala-- su famosa tía abuela, doña Frida, ahora Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, así como la colindante Casa Juan O’Gorman que integra el conjunto. 
 

El curador Javier Vázquez, después de revisar con Cristina medio millar de imágenes en busca de un eje para la muestra, descubrió que la arquitectura sí tiene predominancia en su obra. Incluso, hay tomas del propio museo hechas hace 11 años, que descubren para el visitante aspectos o rincones que tal vez pasan desapercibidos. La entrevistada admitía no haberse dado cuenta que con recurrencia fotografiaba temas arquitectónicos. 

 
Aseguró que sus temas son “versátiles”, ya que es “permisiva” con su obra: “Me gusta mucho tener esta libertad creativa de poder trabajar diferentes temas. No me estaciono en uno. Diría que mis fotografías se dividen en dos partes, por un lado, lo documental como fue el proyecto Tiempo de danzón en que durante 10 años retraté comunidades danzoneras en distintos estados del país”. La otra es más personal y creativa en el sentido de que “me doy más permiso de manipular el material y conformar un proyecto para un espacio en particular”.


A Kahlo le atraía exhibir en el MCEDRFK, “sobre todo por el tema de la arquitectura, porque ésta tiene un carácter sinestésico. Para vivir una arquitectura hay que entrar en ella. Aunque en las imágenes prácticamente no se ve la presencia humana, ésta está en quien lo trazó, construyó, en las personas que habitaron estas casas. Para mi es simbólico. Más que por la relación familiar con Frida, estas casas representan uno de los primeros espacios arquitectónicos en los que empecé a fotografiar”. Al recorrer las obras se manifiesta una geometría por medio del círculo, el rectángulo, la curva, el triángulo y el cuadrado.


La entrevistada no suele dedicar sus exposiciones a nadie, sin embargo en este caso, dado el “grado muy emotivo”, no podía no recordar a su padre Antonio Kahlo, “de quien tuve el primer contacto con la fotografía. Era una niña, sin embargo a partir de ese momento dije 'quiero ser fotógrafa'”. La muestra también está dedicada al arquitecto Javier Septien, “un tío de cariño de quien aprendí la geometría. De niña me ponía a armar figuras geométricas”. Igualmente está dedicada al arquitecto Juan O'Gorman, quien Kahlo conoció en vida y a quien “le debemos estas casas para hacer la muestra”.


--¿Qué caracteriza su trabajo?


--Una característica constante es que por lo general en mis exhibiciones no trabajo una sola técnica. En ésta hay plata gelatina, impresiones a partir de la inyección de tinta, hay algunas obras que están intervenidas con color directamente sobre la foto. Me gusta mucho la fotografía tradicional, análoga, sin embargo la digital ofrece otras posibilidades de intervención.


No todas las fotos fueron tomadas en México, muchas fueron hechas durante una estancia en Basilea. Bueno, hasta se exhibía a modo de instalación un fragmento del muro de Berlín. Otras imágenes fueron capturadas en Estados Unidos, Italia, Alemania, Francia e Inglaterra..


martes, 14 de noviembre de 2017

Ricardo Mazal y el color violeta



El violeta es de México, expresa el artista visual Ricardo Mazal (CDMX, 1950). Además, es el color más espiritual. Probablemente por eso lo usan tanto en la Iglesia como en relación con la realeza, acota el pintor cuya exposición Violeta, en el Centro Cultural Estación Indianilla, marcó un cambio de dirección en su obra. Si muestras previas como La tumba de la reina roja (en Palenque), Kailash (monte de los Himalayas) y Bután-abstracto (país asiático), se basaban en un lugar concreto, ahora giró en torno a un sentimiento: la emoción de un color. 
 

Todo partió de la serie de cuatro cuadros Noche transfigurada, mostrada en la feria de arte ZonaMaco 2016, de fondo azul-grisáceo oscuro, con una sugerencia de ramas iluminadas, al que Mazal introdujo líneas muy delgadas de color. Sin embargo, en una de ellas “el azul vibraba demasiado con el amarillo entonces dije, voy a poner un violeta”. Era la primera vez que empleaba ese color “quizá el más difícil de dominar”, por ser “en principio muy femenino”.


Salió un violeta “muy neutral. No se iba demasiado ni al rojo ni al azul”. A partir de esa experiencia a Mazal le entró “una curiosidad y una obsesión” por explorar la espiritualidad del violeta como color. De allí que se propuso investigar todas las tonalidades del púrpura. Inicialmente, pintó la serie para una exposición en la galería Sunadaram Tagore, en Nueva York, luego itineró a su local en Singapur. En el proceso descubrió, a raíz de hacer unas pruebas de sangre que le pidieron, que “la mía era del color que había pintado el día anterior”.


 






Para la realización de los óleos (12 de formato grande en el área principal del recinto, mientras que en la planta baja había 15 cuadros de mediano y pequeño formato), el entrevistado desarrolló una técnica que consistió en remover la pintura de manera que quedaran “filitos gruesos de óleo que contrastan con la parte más transparente y delgada de la pintura”. 
 

La música siempre ha sido un componente destacado en el trabajo de Mazal, no como una inspiración mientras pinta, sino como un punto de referencia de “dónde estoy emocionalmente”. En el caso, por ejemplo, de Kailash le pidió una composición a Mario Lavista. Para Violeta empleó la Sinfonía No. 4 de Arvo Pärt, dedicada a la ciudad de Los Ángeles, California. Comenta: “Esta sinfonía se volvió parte de la obra. La escuchaba de vez en cuando para trasladarmeme a ese mismo espacio emocional. Si cierro mis ojos y escucho esta música veo el color violeta. Curiosamente la portada del disco de Pärt, que se llama For Los Angeles, es violeta, aunque de eso me di cuenta mucho después”.



Finalmente, el color violeta puede ser tan intenso como se aprecia en los cuadros. De allí que Mazal necesitó de un “respiro” y un “espacio de paz”, entonces hizo algunos cuadros blancos, que son más geométricos, a modo de descanso.


Agrega: “Mi inquietud y pasión como artista consiste en buscar algo, no repetirme a mí mismo, no cansar las ideas ni técnica ni conceptualmente. No pinto con un lienzo en blanco a ver qué me inspira ese momento. Para nada. Todo tiene un análisis, un pensamiento, un concepto profundo en cuanto por qué el violeta, ya que empezó como esta sensación que tuve de lo misterioso y espiritual, y terminó al relacionarse con la sangre. Me importa trabajar con el espacio y el conjunto para que se vuelvan una experiencia. No quiero que el espectador vea el cuadro sino que sienta lo que es la totalidad de la experiencia”.


Toda la obra fue pintada en el estudio de Mazal en Santa Fe, Nuevo México.



jueves, 19 de octubre de 2017

Athina Ioannou,artista griega en México



La artista griega Athina Ioannou (Atenas, 1968) se fue a estudiar a Dusseldorf, Alemania, a raíz de un encuentro fortuito en Roma con su paisano Jannis Kounellis (1936-2017), exponente del movimiento Arte Povera, quien fue profesor de la Academia de Arte de Dusseldorf de 1993 a 2001. 







 


Entrevistada con motivo de su exposición Polifonías en la Galería Hilario Galguera, Ioannou, entonces de 18 años, recuerda que en esa ocasión traía en las manos un libro que contenía una entrevista realizada en Basel con Kounellis, Joseph Beuys, Anselm Kiefer y Enzo Cucchi. Cargada de un bagaje cultural “clásica, tradicional e histórica”, la joven se había ido a Roma a estudiar en la Academia de Arte donde se encontró en “la misma familia”. Es decir, “faltaba lo contemporáneo, la situación actual”.


De hecho, en Roma no había hallado lo que buscaba, entonces, la entrevista fue una revelación. Su primera reacción fue conocer a los artistas entrevistados. De allí que el encuentro con Kounellis le resultó “extraordinario”, además le dijo a la joven que había un ambiente fantástico en Dusseldorf y tal vez debería ver por sí mismo. 








Para Ioannou la ciudad alemana resultó “una ventana hacia Arcadia, un paraíso, porque allí encontré cientos de artistas que buscaban lo mismo que yo”. A pesar de buscar la contemporaneidad, la entrevistada cayó en cuenta que no podía aislarse de su pasado. De allí que se propuso abordar el pasado y el presente en el mismo momento. Considera, además, que las obras del pasado siguen actuales en el presente: “Desconozco por qué, es como un momento mágico”. 
 

Ejemplifica con Gordon Matta-Clark (1943-1978), artista estadunidense “extraordinario tanto en lo visual como en su pensamiento”, y también vinculado con una línea relacionado con el pasado, sin embargo dirigida al presente en aras del futuro, cosa que “me fascina e inspira completamente”.





Esta era la tercera vez que Ioannou se encontraba en México. Así que le es familiar, no hay sorpresas y eso le importa en la medida que llegó “sólo con sus pensamientos”, lista para producir “una obra en un contexto” para la exposición. Así acostumbra trabajar. Se trata de un proceso creativo menos propenso a controlarse a priori, aunque sus ideas allí están. Es una libertad que florece. Claro, como ella pone las semillas sabe qué crecerá. Sin embargo, “nunca se sabe cómo saldrán las flores, plantas o árboles”. En ese sentido entrar en contacto con la poesía le importa mucho. 
 

Muchos de los materiales empleados para producir Polifonías fueron telas tradicionales adquiridas en mercados como La Ciudadela. Posteriormente fueron sumergidas en aceite de linaza, luego, secadas y cortadas en pequeños pedazos, muchos en forma de triángulo.


--¿Qué la llevó a la forma triangular?


--La geometría como una manera de entrar en contacto con el universo. Tocar algo que tiene que ver con la geometría penetra y extiende el pensamiento en torno a la pintura. El triángulo tiene muchos significados. No lo empleo de manera simbólica, sino como tal. Una forma es una forma, y por medio de ella deseo entrar al universo.








Aunque sus triángulos se repiten, Ioannou está en contra de la repetición múltiple de la producción industrial. En cambio, propone “la unicidad” porque ninguna de sus figuras es igual ya que se hacen a mano. Además, como trabajó con un equipo de 20 personas cada quien imprimió su propia personalidad en las piezas que le tocaron realizar. 





 

Por otro lado, la entrevistada asegura que cada pieza, o triángulo, tiene “muchos gestos” desde el de la mujer que produjo la tela. Utiliza todo tipo de telas, algunas “muy pobres” como el yute, que al sujetarse a un proceso se convierten en “otra cosa”. “Me gusta darles algo a las telas porque por medio del proceso de sumergirlas en el aceite de linaza, secar y cortar, cambian en lo visual para convertirse en otro tipo de textil, incluso, transparentes debido a la inmersión en el aceite de linaza, que se relaciona con la pintura”, apunta.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Cri-Cri anda allí



El compositor Francisco Gabilondo Soler (1907-1990), creador del Grillito Cantor, ejerció un papel como formador de la niñez mexicana al enriquecer su fantasía. También jugó un papel como literato. “Es un buen escritor de cuentos, porque todas sus canciones primero fueron eso”, expresa la periodista Elvira García, autora de De lunas garapiñadas. Abrazando la memoria: Francisco Gabilondo Soler cuenta su vida, una versión nueva del libro que publicó en 1983, con el sello de Radio UNAM y Fonapas, reditado dos años después por Editorial Posada, porque ambos tirajes se agotaron. 
 

La entrevista original se realizó para el programa Retrato hablado de Radio UNAM, cuyo entonces director Fernando Curiel le propuso hacer un libro.










Ya que De lunas garapiñadas… fue su primer esfuerzo editorial, “mi libro de juventud”, García no quiso publicar lo mismo porque “uno cambia mucho, ve las cosas de manera distinta. Además, creo escribir por lo menos una pizca mejor que antes”. De allí prefirió rescribirlo y “expresar bien” después de “entender” las facetas de formador y literato del compositor. 
 

En esta ocasión la versión, publicada por la Fundación Francisco Gabilondo Soler, incluye un nuevo capítulo que habla del personaje literato. “Todo eso que le ha negado la intelectualidad mexicana. El valor como cuentista se lo quiero dar, con o sin el permiso de los intelectuales mexicanos, como si escribir para niños fuera un ejercicio menor”, expresa la entrevistada. 
 

Revisar, analizar y publicar todos los cuentos que Cri-Crí escribió es una segunda tarea que García desea realizar con la fundación.






Hacia 2006/07, García tuvo un rencuentro con los nietos de don Francisco, en especial con Oscar Gabilondo Vizcaíno, quien procedió a regalarle “perlas informativas” relacionadas con su abuelo, que despertaron su interés por desempolvar su libro. Se trató de copias de cartas escritas en distintas épocas a partir de 1936 a su primera esposa Rosario Patiño Domínguez, también su representante y “el amor de su vida”.


Fueron muy felices aunque no tanto en épocas en que Gabilondo Soler se quedó sin trabajo porque en la Segunda Guerra Mundial el programa de Cri-Crí fue cancelado en la XEW, ya que empezó la moda del noticiario. A las emisoras les importaba informar sobre lo que pasaba en Europa. Los programas sobre todo dedicados a los niños y otros de entretenimiento, los quitaron”.


El cantautor, entonces, buscó fortuna en Sudamérica: “Se contrató como ayudante de calderas en un barco y viajó desde Acapulco a Panamá y después a Argentina. Se fue a probar fortuna en Buenos Aires porque Pedro Vargas le había dicho que allá querían mucho a los artistas mexicanos, sin embargo no encontró trabajo. Al contrario fue muy rechazado, su trabajo no era conocido, además no era un género que interesaba. Entonces, se contrataba como chansonnier y pianista acompañante. Se las pasó negras, estuvo muy enfermo, muriéndose de hambre, apenas tenía para pagar un hotel de mala muerte. Todo eso lo cuenta en las cartas”.


A García le subyugó “entrar en la intimidad del Gabilondo Soler hombre que sufría, que se las pasaba de Caín para mantener a su familia (tenía dos hijos). Y, de no declinar de su propósito de ser Cri-Crí”. Así que retomó su libro de 1983, se puso a investigar, incluso, desempolvó sus papeles y casetes originales de los años 80 del siglo pasado, y rescató partes inéditas. Entre los capítulos nuevos está uno sobre la infancia y adolescencia de don Francisco.

domingo, 20 de agosto de 2017

El Mar Bermejo de Francisco Larios



Las nuevas prácticas comerciales han traído el deterioro de comunidades enteras que se dedicaban exclusivamente a la agricultura, la minería, lo textil o, en el caso de Guaymas, Sonora, a la pesca. Esa actividad ha experimentado una caída abrupta que ha traído como consecuencia una diáspora, un desmembramiento del tejido social y una pérdida de los espacios en los que surge esta historia impregnada de todo a su alrededor, expresa el artista visual Francisco Larios (Guaymas, 1960).









Mar Bermejo, como originalmente se conoció el Golfo de California por sus característicos atardeceres color bermellón, es el nombre de la exposición que Larios presentó en la Galería Hilario Galguera. Son los avances de su proyecto final como becario del Sistema Nacional de Creadores. Recuperar la memoria que se pierde mediante el ejercicio creativo es lo que pretende el expositor, para lo que ha empleado la pintura, escultura, fotografía, video y marquesinas intervenidas. Es un proyecto que no piensa dejar aun concluida la beca. 








 

Radicado desde hace 30 años en Monterrey, Larios ha viajado a Guaymas, donde aun tiene familia, para documentar su proyecto. El video del mar encrespado en condiciones de tormenta, es “una metáfora de las condiciones que se vive la sociedad en general en todo el mundo –México no es la excepción-- y en Guaymas en particular, al borde de la zozobra. Estamos inmersos en tiempos muy difíciles. Los que tienen la capacidad de tomar decisiones parecen ver otro mundo”.










Entrevistado, Larios explica que la bahía de su ciudad natal es muy particular, “de hecho es una de las mejores del mundo porque está protegida por montañas y tiene solo una pequeña entrada. Como es circular la actividad estaba perfectamente delineada. Desde cualquier punto era posible ver la actividad que se realizaba, ya fuera embarcaderos llenos, el bullicio de los pescadores, barcos zarpando, atracando, las congeladoras donde se descarga el producto y empacadoras de pescado”.








 
Pero, no solo lo laboral sino también lo social. Alrededor de la bahía había centros vacacionales, hoteles, sociedades mutualistas y de convivencia, salones sociales y de baile, que desaparecieron. De joven Larios trabajó en un astillero: “En ese momento uno no tiene idea lo significativo que puede ser construir un barco, sin embargo es terrible cuando ese astillero sirve para despedazar los barcos y venderlos como chatarra. Peor aun, los mismos astilleros ya no existen o están abandonados”.



Mar Bermejo estaba construida a partir de la anécdota y experiencia personal porque tanto el padre de Larios como sus tíos, y los papás de sus amigos de la infancia, fueron pescadores. El color bermellón predomina en gran parte del cuerpo de obra de la muestra. Luego, piezas en tintes plateados hacen alusión a la luna, cuerpo celeste que dicta las mareas y el comportamiento del agua, elementos definitorios en la pesca nocturna.



El artista apunta que no es una exposición de protesta ni de alerta porque la situación “ya nos rebasó” aunque cree que todavía es posible salvar algo: “Mirarnos y tratar de componer y construir algo siempre y cuando podamos establecer un tejido, hacer unión con todo lo que nos conecta, pues con la tierra, caray”.





domingo, 13 de agosto de 2017

Gusta en Dallas el arte mexicano




La muestra México 1900-1950: Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco y las vanguardias durante su estancia en el Museo de Arte de Dallas, desde el 8 de marzo hasta el 16 de julio, recibió 128 mil visitantes, lo que lo convirtió en la segunda exposición más taquillera en la ciudad tejana en 10 años.



En su primer mes de exhibición había recibido 40 mil personas, una cifra nada despreciable, expresó en su momento el director del recinto, el mexicano Agustín Arteaga, quien está por cumplir un año en el cargo. El extitular del Museo Nacional de Arte, instancia organizadora, señaló que hace año y medio una exposición de obra de Jackson Pollock atrajo 69 mil visitantes en tres meses. 





 

¿A qué se debe su éxito? Más allá del hecho que el nombre de México ha estado en la marquesina políticamente en Estados Unidos, Arteaga aseguró que lo mismo pasó en París, primera sede de la muestra: “Cuando la hicimos para el Gran Palais las expectativas eran mucho menores y fueron rebasadas en más de un 100 por ciento de lo que se esperaba del público”.
Para el arquitecto e historiador del arte “a lo mejor en México no nos damos cuenta hasta qué grado la cultura mexicana tiene trascendencia en el escenario mundial. Me consultan colegas -directores y curadores de museos-- que con regularidad viajan a México o llevan miembros de sus consejos directivos para que descubran lo es su cultura. Curiosamente no ha habido en ningún momento una asociación política con la exposición. Más bien hay todo un espíritu de fiesta”.








Vía telefónica Arteaga recordó que “estamos a casi 100 años del inicio de la modernidad en México y, al tomar una distancia histórica, esto nos da una perspectiva diferente y una oportunidad de ver las cosas con nuevos ojos”. Apunta que en el arte “existen ciclos y hay movimientos pendulares. Justamente una de las cosas que ocurre con el arte mexicano de los años 50, al término de la Segunda Guerra Mundial, es que hay una entronización, podemos decir, del expresionismo abstracto y un cambio respecto a los centros de la cultura. París y Berlín dan paso a Nueva York, entonces la figuración y el arte que tiene algún discurso o es narrativo de alguna manera, cae completamente en desuso”.








Según Arteaga actualmente hay una intención de “revisitar las calidades estéticas y de distanciarse de lo que podía haber sido una percepción de que el arte realista, como el mexicano, era uno que tenía un discurso demagógico o que había una intención –como los estadunidenses decían-- de hacer una propaganda asociada con el realismo socialista”. Entonces, ahora el público está en el proceso de descubrir a los grandes artistas y las obras de arte como tales, independientemente de estar marcadas por este tamiz político que tuvieron en algún momento.









Al guión museográfico original de la muestra el Museo de Arte de Dallas agregó piezas de su acervo, ya que el recinto colecciona obra mexicana desde 1933. Las más de mil 300 piezas que la integran van desde el arte prehispánico hasta lo contemporáneo con obras de Gabriel Orozco y Abraham Cruzvillegas, entre otros. De acuerdo con Arteaga las obras pertenecientes al museo deben ser puntos de partidas para las exposiciones. 

 

Desde su arribo a la dirección Arteaga se comprometió a avanzar en hacer el museo bilingüe, ya que el 42 por ciento de la población de Dallas es latina de origen mexicano. México 1900-1950 es la tercera exposición que es “todo bilingüe”. Por primera vez se ha publicado un catálogo en dos ediciones diferentes, inglés y español. De 360 páginas, se hicieron tres mil ejemplares y actualmente el catálogo está en reimpresión.




lunes, 24 de julio de 2017

Helen Bickham en el Palacio Postal




La pintora Helen Bickham (Harbin, Manchuria, 1935) es una gran contadora de historias –aparte de una viajera consumada-- , habilidad que traslada a sus telas y papeles. Los personajes vinculados a sus relatos habitan los cuadros, en una especie de alegre danza, que exhibió hace poco en el Palacio Postal con el título Fragmentos de vida, y que abarcan diferentes periodos de su producción artística.



Artista figurativa radicada en México desde 1962, la obra de Bickham proyecta una buena relación con sus retratados que más bien son imágenes salidas de su cabeza: “Lo que me interesa es la universalidad de la humanidad. Soy muy anti-guerra y anti-discriminación de cualquier tipo. Pienso que podemos caminar por calles donde desconocemos el idioma, sin embargo si en realidad miramos a las personas nos damos cuenta de su estado mental aun si está en blanco, es decir, que no prestan caso. 








“Me doy cuenta hasta qué medida podamos relacionarnos. Además, las diferencias que nos son impuestas por fuerzas externas como los gobiernos y las religiones, son cosas inventadas, que no son parte de la naturaleza humana”. La entrevistada trae a colación una canción interpretada por Joan Baez cuyas letras dicen “te tienen que enseñar a odiar. Enseñado con mucho, mucho cuidado, antes de que tengas siete u ocho años, que es cuando las diferencias comienzan”. Agrega que “todos estamos en posibilidades de comprender, aceptar y disfrutar si no nos enseñaran con tanto cuidado a odiar”.



Para la realización de sus pinturas, grabados y dibujos, Bickham siempre trabaja “desde su cabeza” en el sentido de que no utiliza modelos que posan para ella. Eso, no obstante que “las personas hayan dicho que equis imagen es de su padre, sus amigos o su hijo. Al contrario, es algo que de repente sale. Obviamente es algo en que he pensado o sentido o visto, que es traducido a mi cabeza o mis emociones. Desde muy pequeña, antes de que tuviera un juego formal de pinturas, usaba mis dedos para plasmar lo que salía de mi cabeza”.







Ilustra: “Si pinto una montaña, no es el Monte Fuji o el Popocatépetl, sino los paisajes emergen básicamente de mi cabeza. He utilizado fragmentos de Tepoztlán en diferentes piezas, sin embargo nunca me he sentado y tratado de dibujar sus montañas. Eso porque he pasado tanto tiempo allí, subido y bajado las montañas de manera que he absorbido su esencia que traslado al lienzo, aunque no se trata de algún monte en particular”.



La entrevistada no niega que el resultado final pueda parecer bastante a algo que existe en la realidad. Ejemplifica con un dibujo de la parte antigua de Aberdeen, Escocia, con los pescadores en primer plano, donde pasó una temporada en compañía de sus hijos cuando ellos eran chicos. “Siempre caminaba por la playa en torno a la parte antigua que cuenta con una muralla ya que era un pueblo que se protegía de los vikingos, sin embargo no es posible señalar algún edificio en particular, tampoco el pescador es alguien en especial. Pasé mucho tiempo mirando a los pescadores y al mercado, uno de los más viejos en Europa, con pescados tan extraños porque provenían del Mar del Norte, que es tan frío, que algunos son prácticamente prehistóricos”.



La muestra del edifico de correos incluyó también varios relieves hechos a mano, como si la artista hubiera empleado la técnica del intaglio. Para Bickham se trata de una técnica dibujística: “Parece un grabado, sin embargo es muy gráfico. Lo combino con cosas muy ordinarias como el alimentar a unos gansos”.


miércoles, 5 de julio de 2017

Murales de Orozco restaurados



Dañados en un sismo el 11 de mayo de 2016, los murales El pueblo y sus falsos líderes y El hombre creador y rebelde o El hombre pentafásico, que José Clemente Orozco (1883-1949) pintó entre 1936 y 1937, ubicados en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara (UdeG), fueron restaurados por el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam), perteneciente al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). 


Para los efectos de la restauración se firmó un convenio entre el INBA y la UdeG. El trabajo se realizó entre el 6 de enero y el 5 de mayo, tuvo un costo total de un millón 865 mil pesos, que incluyó el alquiler de andamios (513 mil pesos), la contratación de personal y material (un millón 292 mil pesos), gastos que fueron cubiertos por la institución educativa. Se trata de aproximadamente 400 metros cuadrados de superficie pintada.








El equipo de trabajo, integrado por ocho personas, fue coordinado por los restauradores de base del INBA, Alberto González Vieyra y David Oviedo Jiménez. Del equipo cuatro eran restauradores egresados de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente, y los cuatro restantes, técnicos que han participado con el Cencropam en otros proyectos.


Hace un año un temblor, primero oscilatorio y luego trepidatorio, dio origen a los daños sufridos por los murales, sobre todo El hombre creador y rebelde. Ernesto Martínez, director del Cencropam, se encontraba en la capital de Jalisco atendiendo otros asuntos. Así que se trasladó al recinto con el objeto de hacer un primer dictamen de manera rápida y una serie de recomendaciones a las autoridades de la UdeG que en ese momento lo acompañaban, al igual que la secretaria de cultura estatal. 






“Fueron daños muy serios”, expresa Martínez en entrevista. “La sillería (del auditorio) tenía algunas partes del mural porque hubo desprendimientos. En forma rápida contamos entre 13 y 14 fisuras que eran visibles desde la parte baja del paraninfo. Los daños fueron básicamente estructurales. La cúpula en donde Orozco pintó El hombre pentafásico, fue la parte más dañada porque es doble. Es decir, hay una cúpula primera, hecha con una estructura de acero, y luego una falsa que es donde está plasmado el mural. Se recomendó hacer el estudio de la estructura que soporta el mural para saber qué tanto daño tenía, repararlo si era necesario, para luego hacer las tareas de restauración.


A los pocos días arribaron al lugar González Vieyra y Renato Robert Papereti para iniciar los trabajos del dictamen del estado de conservación. Oviedo Jiménez anota que al llegar sus compañeros lo que se reportó y declaró en su momento en la prensa es que “la pérdida fue de aproximadamente 20 por ciento”. Como ya se dijo los daños fueron más bien estructurales, entonces “las zonas colapsadas en toda la superficie de la obra correspondieron a un cinco por ciento de pérdida, cuando mucho”.







De allí que primero estabilizaron todas las fisuras y grietas –algunas de tres o cuatro centímetros-- en peligro de colapsarse, incluida la capa de color, explica González Vieyra. Lo primero que se hizo fue inyectar material compatible con lo original para cohesionar el soporte de esta pintura. El sismo provocó separaciones entre los estratos y se crearon algunas oquedades que hubo que rellenar para unificar el soporte. Siguieron la limpieza, tanto mecánica como acuosa, y la reintegración cromática.


González Vieyra anota que El hombre creador y rebelde fue el primer mural que Orozco pintó en una cúpula. Después vendrían El hombre en llamas en la bóveda del Hospicio Cabañas y Lucha social, con su impactante Hidalgo, en el Palacio de Gobierno de la misma ciudad. 







El director del Cencropam señala que la restauración terminó en tiempo y forma, ahora lo que falta es entregar la memoria de los trabajos con recomendaciones de conservación. “También hemos dicho que dentro de cuatro años debemos hacer una nueva revisión de los murales y una limpieza general”.


El Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara fue reabierto al público el pasado 4 de julio.



lunes, 12 de junio de 2017

Carlos Arias, un rebelde que borda





Bordar como si fuera pintura, eso es lo que hace el artista Carlos Arias (Santiago de Chile. 1964), radicado en México desde 1988, aunque llegó exiliado de niño en 1975 con su familia. Actualmente, con el título de El hilo está puesto, Arias exhibe 56 obras, con base en el bordado y el textil, que abarcan dos décadas, en la Galería Marso (Berlín 37, colonia Juárez).


En el marco de la exposición Arias charló con Carlos Amorales, representante de México en la edición 57 de la Bienal de Venecia. Buen conversador, con gran sentido del humor, Arias narró cómo en 1983 regresó a su país natal para estudiar la carrera de artes Plásticas en la Universidad de Chile. Era un periodo en que p“los profesores todavía juraban que existía lo nuevo y te obligaban a que tu obra fuera universal, todas esas cosas que están rotas en este momento”. Sin embargo, Arias no cree en lo novedoso: “Me angustia esta idea del éxito que tienen muchos artistas, críticos o galeristas”.


Amorales intervino: “Te conozco desde hace 20 años, aunque no nos habíamos visto en igual cantidad de tiempo”. Dirigiéndose al público que llenó el espacio asignado de la galería, acotó: “Carlos era como un héroe gótico. Parecía roquero, una persona enigmática. Cuando Cuauhtémoc Medina organizó una exposición en el Museo Universitario del Chopo (2016), fuimos y Mónica Castillo me dijo que eras una especie de pintor compulsivo. No podías parar y producías muchísimo. Sin embargo, en cierto momento decidiste bordar como una manera de desacelerar tu proceso. Se me hizo interesante en qué medida hubo un cambio allí de temporalidad mediante la técnica con tu trabajo”.






Arias explicó: “Cuando te exilias, cuando pierdes tu territorio, adquieres otro al que no perteneces. Cuando pierdes eso te conviertes, no en un ser solitario, sino en uno muy independiente. Me pasó cuando empecé a tener un poco de éxito en México, huí a Chile. Cuando comencé a tener un poco de éxito allá, huí hacia México. De la CDMX me fui a Puebla, porque siempre he sentido que no me daba tiempo de hacer las cosas a mi modo. Pintaba mucho; el crítico de arte Luis Carlos Emerich decía que tenía 'diarrea pictórica'. Pintaba 50 o 60 cuadros grandes, figurativos, al año y vendía dos. En el momento hice una serie de autorretratos”.


A mediados de los años 90 del siglo pasado, “casi todos mis colegas dejaron la pintura y empezaron a hacer seudoinstalaciones. Mónica (Castillo, su pareja en ese entonces) comenzó a hacer video y pintar cuerpos. Me puse a hacer un cojín para la casa. Era 1991, fue tan laborioso que decidí colgarlo en un cuadro. Seguí pintando, sin embargo de repente me di cuenta que el bordado me llamaba. Me puse a bordar sin ninguna postura, no obstante cuando me vi al espejo o cuando las personas cercanas me cuestionaban, era como ser mucho más rebelde que los que así se consideraban. Hay un sentido de atemporalidad. En la exposición hay obra de los años 90 y de 2017, no obstante no siento que sea una muestra que tenga diferentes estilos o épocas. Son diferentes modos de operar la herramienta o el material”.


Para Arias bordar era un paso lógico, porque era lento, reflexivo: “No había logrado en la pintura sacar todas mis ideas conceptuales. Son temas atemporales que nada tienen que ver con tendencias o modas. Tanto a Mónica como a mí nos interesaba ese entrecruzamiento entre lo tecnológico, el concepto, el material, el soporte y esas preocupaciones que vienen del arte povera”.
En seguida Amorales quiso conocer si Arias siempre sabe lo que va a bordar. Lo interesante del bordado es que tiene un diseño, contestó el indagado. “Primero, trazo a lápiz, con tinta o con hilo. Cuando todo está hecho sólo te queda bordar”. Continuó: “El cerebro viaja y es mucho más relajado, terapéutico. En cambio cuando pintas siempre utilizas mucha energía, es muy angustiante, porque nunca acabas. El bordado, que es elaborado, no es agotador, es lento nada más”.






En la pared del cuarto donde se desarrolló el conversatorio cuelga el monumental tejido Muro de hilo (2000-2001), de 370 x 770 centímetros. La pieza requirió de una inversión de 10 mil dólares en mano de obra e hilo. “Tardé año y medio en terminarla entre cuatro personas. Claro, estaba ocupado en otras cosas, dar clases –es docente de la escuela de artes plásticas de la Universidad de las Américas, Puebla-- , nunca me ha gustado ser artista de tiempo completo”. Arias tiene una asistente que borda para él y le lee el pensamiento: “Siempre escoge el color que quería”. Sin embargo, hay piezas en que tiene que intervenir el expositor, porque “hay decisiones que se toman en el momento”.


Rememoró: “A finales de los años 90 mi generación estaba en el momento de un cambio porque la siguiente, la de Temístocles, venía muy fuerte, con un rollo neoconceptual muy atractivo que obviamente nos influenció a todos. Se empezó a dejar la figura por la abstracción, la pintura por el video, unos más rápido que otros. Nunca quise abandonar la figuración, sin embargo sí hubo un periodo en que se trabajó mucho más en los aspectos tautológicos del material”.


Arias recordó que una tendencia finisecular y de principios del siglo XXI de trabajar la materialidad fue cuando Nueva York descubrió el arte povera en los años 90. En México, “donde tenemos esta postura antigringa, nos influenciamos por otras vertientes. El pop art nunca llegó aquí porque sería mucha influencia de la Coca-Cola. La tendencia más fuerte fue la transvanguardia italiana y el neoexpresionismo alemán que aquí se llamó neomexicanismo, un periodo espantoso en el arte mexicano, de un mal gusto. Fue gracias a Pablo Vargas Lugo, Eduardo Abaroa y su generación que descubrimos que podíamos separarnos de los neomexicanistas al hacer el pequeño esfuerzo de abandonar ciertas posturas tercas, como la figuración a fuerzas, el autorretrato y el yo yo yo”.


Carlos Arias no es “bipolar”, sin embargo reconoce tener dos personalidades: la del bordado y la de la pintura, según ha señalado el curador Cuauhtémoc Medina. “Al bordar recuperé lo que la pintura antigua tenía que eran esas formas recortadas de mosaico porque el bordado es así. Cuando volví a pintar en 2004 y 2010, quise ver cómo podía acercar la pintura al bordado, pero sin bordar. Empecé a pintar muy atmosférico, muy de manchas, a la manera de un boceto. El bordado es muy físico. La única obra bidimensional de carácter material es el bordado. Con la pintura, la fotografía y el grabado, pones algo encima. Siempre es la huella de algo. En el bordado no hay huella de nada. Es huella, cosa y tiempo”. 


La exposición El hilo está puesto concluirá el 24 de junio.

jueves, 18 de mayo de 2017

Un lustro sin Carlos Fuentes



En el quinto aniversario de la “ausencia” de Carlos Fuentes (1928-2012), su viuda, la periodista Silvia Lemus, expresó que “no sólo necesitamos recordar y leerlo, sino cada vez más seguir conversando con él”. Por eso “su palabra, sus libros, sus ideas a favor del diálogo y la justicia nos siguen alentando y acompañando”. 


En el acto realizado en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, acotó” “No creo ser la única mexicana que al leer el periódico se pregunte, ¿qué diría Carlos Fuentes sobre el muro de Trump? Puedo imaginar su voz encendida condenando un gobierno que pretende duplicar las fronteras. En cuanto a México me parece que muchas veces Carlos ya había previsto nuestros males mayores: la violencia, la pérdida de la comunidad, la impunidad de los poderes. También es bueno recordar que había creído mucho en la sociedad civil, de la democracia igualitaria en la modernidad como pocos intelectuales nuestros que pelearon tanto por la justicia social y la civilización democrática”.


De allí que Lemus pidió volver a sus libros y continuar la conversación con sus páginas. Los demás participantes se habían referido a tres libros de Fuentes que en 2017 cumplen medio siglo y 30 años, respectivamente, de haberse publicado: Cambio de piel y Zona sagrada (ambos de 1967), y Cristóbal Nonato (1987).
La periodista escogió hablar de La frontera de cristal (1995), novela en nueve cuentos, escrita en la época en que se concibió el Tratado de Libre Comercio (TLC). En ella Fuentes muestra como en la frontera entre los dos países se agudizan el resentimiento y los intereses económicos en tiempos de negociación como los que motiva el TLC. El libro es “emblemático” de la preocupación de Fuentes por la relación bilateral.


Gonzalo Celorio, al hablar de Cambio de piel, afirmó que es una novela ambiciosa que corresponde a la juventud del autor. Un libro que responde a la necesidad apremiante de decirlo todo, de compendiarlo todo, una novela urgida de llenar un vacío histórico, de plasmar nuestro ser en relación con nosotros mismos y con la cultura universal.


El autor de Del esplendor de la lengua española dijo que Cambio de piel es una novela de gran relevancia para la literatura mexicana, pero acaso lo es más para su historia. Pues “continua y de algún modo culmina el largo proceso de emancipación cultural que se inicia con nuestra independencia política en los albores del siglo XIX, que durante toda esta centuria se esfuerza en definir nuestra propia identidad que constantemente se debate entre las culturas originarias y la europea impuesta”.Cambio de piel es un gigantezco mural pintado por un miniaturista. Es un texto “libertador para todos nosotros, pero también para Fuentes quien mudó de piel con ello”.


Ana García Bergua reconoció que Zona sagrada se ha considerado una novela de menor envergadura dentro de la vasta e inabarcable obra del homenajeado. Sus protagonistas están inspirados en la actriz María Félix y su hijo el actor Enrique Álvarez Félix. De allí que le agradó hablar de “ella justamente por la curiosidad y la convicción de que la obra de un autor, incluso el más antiguo de todos, es un ser vivo y cada lectura renueva al infinito sus posibles reverberaciones e interpretaciones”.


La narradora y colaboradora de La Jornada Semanal afirmó que “de alguna forma Zona sagrada se lee como una película , una película cuyos temas indagan hondo en temas míticos y sempiternos, inquietantes”.
Para la autora de Fuego 20 “la gran apuesta estilística de Fuentes, esa que buscó totalizar las voces joyceanas y faulknerianas y los espejos del nouveau roman con el trasfondo de la historia y la literatura, encuentra en esta novela de 1967 los primeros acercamientos a esa gran ambición”.


Respecto de Cristóbal Nonato, el investigador Antonio Saborit señaló: “En el transcurso de la gestión de Nonato, el lector conoce lo que debe sobre la historia familiar del personaje central de la novela y la épica y antiépica nacional. Ésta era la idea desde un principio cuando Fuentes se aventuró a acomodar el trama de la novela en el futuro aunque sin ir más allá de los seis años que como máximo establece nuestro sistema métrico sexenal. Al cabo del tiempo el escenario imaginado por Fuentes para el México de 1992 se integra de manera natural del festín que es Cristóbal Nonato y de hecho todo futurismo desparece… La violencia, la prisa, la crueldad y la muerte siguen siendo nuestras alfabetizaciones”.



miércoles, 19 de abril de 2017

En el Día Mundial de la Bicicleta


Tras su debut hace dos años en el Museo Franz Mayer la exposición La vuelta a la bici ha viajado a otros dos espacios: las instalaciones de El Amate ubicado en el Parque Barranca Chapultepec, en Cuernavaca, y el Museo Nacional de los Ferrocarriles en Puebla. Sin embargo, en sus nuevas sedes tuvo una adaptación local, porque ya no tenía sentido hablar de la bicicleta en la CDMX, expresa su curadora Ana Álvarez.

Entrevistada, explica que en el caso de Cuernavaca “descubrimos grupos de activistas en municipios, que hacen una destacada labor. Por ejemplo, que las mujeres se suban a la bici y que las personas anden en lugares considerados peligrosos. En Temixco hay un grupo de mujeres que todas las semanas salen para así no renunciar al espacio público”. En el estado de Morelos Álvarez y su equipo de investigadores también se dieron cuenta que los grupos de activistas tenían una vocación muy fuerte de “ciclo-turismo”, además de promover la conectividad interestatal.










Una parte de la exposición se refiere a cómo la bicicleta, creado hace unos 200 años, ayudó a emancipar a la mujer: “Cuando apareció la bici las mujeres usaban vestidos victorianos que pesaban 20 kilos. Son los fabricantes los que empiezan a impulsar que haya una adaptación en la vestimenta. También desde esa época se siente que el ajuste en la autonomía de la movilidad traería cambios profundos”. La muestra incluye la fotografía estenopeica de finales del siglo XIX, El marido obediente, en la que una mujer acompañada de su bicicleta, le dice al esposo, ‘lava bien la ropa, que no se tiñe de azul, que me voy de paseo’”.

En el Museo Nacional de los Ferrocarriles la bicicleta se alió con el rescate del patrimonio histórico y cultural. Consciente de la “fuerte tradición en fototecas” que tiene Puebla, una vez allí Álvarez se dio cuenta de “la magnitud e importancia de esos acervos, no nada más para la entidad, sino para la memoria nacional”, al grado de decir “no hay ningún otro registro así de extraordinario sobre la bicicleta en el país. Es un acervo de 4 mil imágenes encontramos como 30 en que había bicicletas de manera cotidiana en Puebla”.  






De allí que para su presentación en Puebla la muestra se enriqueció con acervo de la Fonoteca Antica, con registros relevantes del uso de la bicicleta en el Estado, así como su estrecha relación hoy día con las vías verdes. 

También a nivel de los reglamentos: “Encontramos registro de reglamentos de 1893 sobre cómo se debía de conducir a la bicicleta y qué cosas estaban prohibidas como pasar por los parques, ir a una velocidad mayor que el trote regular de un caballo. Más adelante eso se modifica. Ya para 1914 se establece que no se podía soltar las manos del manubrio, tampoco quitar los pies de los pedales, ni llevar niños en el cuadro. En fin, una regulación que habla de un uso intensivo y muy cotidiano en el caso de Puebla que para mi fue una sorpresa”. 

Otra sorpresa fue la cantidad de mujeres que se mueven en bicicleta en municipios como San Andrés Cholula. De hecho, el alcalde de este poblado asistió a la apertura de la exposición en el Museo Nacional de los Ferrocarriles. Respecto a esta tradición Álvarez apuntó que las mujeres llevan a los niños en bicicleta que a su vez pedalean. De allí que los cholultecas han desarrollado toda clase de diseños para adaptar las bicis para llevar a los hijos. Pasa lo mismo en CDMX en lugares como Ixtapalapa o Xochimilco que son “pueblos bicicleteros”. 

Si en sus dos primeras sedes la exposición comprendió 52 bicicletas mexicanas y extranjeras, en Puebla la cantidad se redujo a 32: “La muestra aquí es más chica por el espacio, aunque más nutrida en diversidad”. No obstante incluyeron bicis nuevas así como otro material como un video en el que se habla con Isidro Pacheco, con 81 años de andar en bici, quien dice, “cuando me levanto y me duele el cuerpo, me subo a la bici y se me quita”.

Para Álvarez La vuelta a la bici rearma el rompecabezas de la memoria colectiva de la historia de la movilidad en el país. La exposición permaneció hasta el 28 de mayo en el Museo Nacional de los Ferrocarriles, en Puebla.

El Día Mundial de la Bicicleta se celebra el 19 de abril.