El
artista visual Ricardo Milla (Durango,1974) retomó el título de un
libro de Carlos Monsiváis publicado en 1984 para su exposición
antológica “de mitad de camino” montada en la Galería
Metropolitana del 28 de junio al 30 de octubre. ¿De qué se ríe
licenciado? y otras historias, compuesta de nueve obras, entre
instalación, fotografía y arte objeto, era “una ironía sobre
esta cuestión política, vertical, institucional, que oprime, pues,
a los ciudadanos desde el punto de vista del poder”, expresa Milla.
Entrevistado,
explica: “Cuando me preguntan si soy un artista conceptual o
retinal, me parece una discusión estéril y me declaro
impresionista, no porque pinte como Monet, sino porque las obras
vistas en la exhibición son mi impresión de la realidad”.
¿Cómo
ve la realidad? “Veo que se ha vuelto más oscura. Antes con la
falta de información que había, o como nos dosifican la información
el poder o el estatus, teníamos una cierta conducta. Ahora esta
sobra de información nos deja en una posición peor, de más
confusión. Si antes era una sequía, ahora es una inundación que
nos ahoga. Esto está diseñado para que haya mucho ruido y alguien
se beneficia de ello”.
Para
la muestra el curador Santiago Espinosa de los Monteros y el
expositor, en “un diálogo socrático”, escogieron piezas del
gusto de ambos, que a la vez pudieran generar cuestionamientos en los
espectadores. Milla señala ¡Buenas noticias para la gente que
ama las malas noticias!, mural de 10 imágenes de 1.50 de alto
por 1.09 de ancho cada uno, que consiste en una serie de
acercamientos a las sonrisas de candidatos a puestos de elección
popular en México, de diferentes partidos.
Son
“sonrisas impostadas, falsas, que hacen pasar por una buena persona
a alguien que seguramente no lo es. Me importa conservar estos
pedazos de propaganda porque es lo que somos. No es que ellos sean
los malos y nosotros los buenos, porque sí hay una cuestión de
complicidad, de codependencia”.
Fotos cortesía de la Galería Metropolitana. |
Esta
situación también se observa en la pieza Síndrome de Estocolmo,
una intervención de cubos de Rubik con los logotipos de los partidos
políticos. Esta reacción psicológica por parte de un víctima de
una retención en contra de su voluntad hacia su captor, es traducido
a la esfera política no sólo de México, sino también de Estados
Unidos donde el artista ha residido en varias ocasiones.
La
estética de la estática es
una selección de 15 fotografías tomadas a diferentes horas de
un reloj sin funcionar en un edificio público de Durango. Para Milla
un reloj descompuesto –algo muy común en México y su estado-- ,
sin posibilidades, o la intención, de arreglar, habla de “una
sociedad muy limitada, en la que los resultados son magros en muchas
cuestiones”. Para realizar la serie el artista permaneció durante
24 horas con una cámara de video y otra fotográfica, y registró el
inmueble minuto a minuto. “Se contrasta el inexorable paso del
tiempo natural que no podemos detener y el tiempo político-social
detenido en México desde muchas décadas tristemente”, dice.
---Es usted muy crítico de la
política mexicana, sin embargo dicen que el arte no cambia el mundo.
---En ese sentido soy
analista; sé que que el arte cambia el mundo y las personas. Es
complicado porque la batalla es despareja, inequitativa, sin embargo
pienso si uno pone su granito de arena ya es suficiente. En el cuento
de Hansel y Gretel los hermanos para no perderse, van dejando
un rastro de pan. Creo que a veces el arte puede ser ese pedazo de
pan para trazar una ruta y más o menos darnos una idea de quiénes
fuimos o quiénes somos, porque no se puede cambiar lo que no se
conoce. O lo que no se mire.
La
Galería Metropolitana pertenece a la Universidad Autónoma
Metropolitana y se ubica en Medellín 28, colonia Roma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario