domingo, 5 de mayo de 2019

ARDER en el Museo del Chopo




Dar voz a las ausentes, rechazar la “naturalización” de la violencia y el acostumbrarse a la nota roja, son los ejes de ARDER, seis intervenciones radicales a la memoria, espectáculo multidisciplinario y feminista, creado especialmente para el Museo Universitario del Chopo, que rinde homenaje a mujeres desparecidas.

ARDER forma parte de un proyecto mucho más amplio llamado Archivo, una investigación en torno a la memoria, expresa Hayde Lachino, responsable de la idea original y dirección escénica. También deviene del trabajo La memoria que arde. Surgió a partir de una labor hecha por la filósofa y docente de la danza, quien durante ocho meses vio cine mexicano cuatro horas diarias en la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México. Una primera apreciación fue “la imagen de la mujer es menospreciada”. En todas las películas las mujeres “aparecen subsidiarias de las historias masculinas. Viven en función del hombre, no tienen vida propia.

El cine mexicano lo que hace es cosificar a la mujer o construir estereotipos en términos de la prostituta, la madre abnegada, la santa y virginal, y la mujer perdida. El problema es que el cine mexicano es el gran educador de la sociedad. La pregunta que nos hacemos fue qué significa, dado la violencia que vivimos las mujeres, tratar de crear una conexión entre estos positivos culturales que son los educadores de la sociedad y las consecuencias que tienen en términos de la violencia sistemática que vivimos las mujeres”.

A partir de ese planteamiento Lachino, junto con Yoatzin Balbuena, Amenic Mc Poetika y Rocío Gutiérrez, desarrolló un trabajo que conjuga escenas de cine mexicano en vivo, intervenidas por Balbuena con el objetivo de generar nuevas maneras de relacionar las imágenes. Todo el tiempo se juega con la rítmica a partir de las letras de Amenic, que es rapera. Gutiérrez se encarga de la coordinación del proyecto.

Cada una de las seis funciones que ofreció ARDER, contó con un artista invitado, con la idea de que “la pieza mute y transforme a partir de sus intervenciones”. Es un espectáculo que tiene una parte performática, otra visual, que deviene en una instalación.

Lachine agrega que a partir de 100 nombres de mujeres desaparecidas “tratamos de acudir a la memoria y nombrar a las ausentes”. Detalla: “En el país estamos en una situación de violencia generalizada, aunque las mujeres vivimos una situación extrema. Hay una diferencia radical entre cómo llegaron las feministas de otras épocas, a las de ahora. Las de hoy son chicas que llegan al feminismo producto de una exacerbación de la violencia. Son chicas que andan en la calle con gas pimienta, toman cursos de auto defensa y salen con miedo porque no saben si van a volver. Hay un feminismo que se construye desde el miedo sistemático que se vive en el cotidiano por el hecho de ser mujer”.

Para la entrevistada anunciar función a función nombres de cientos de desaparecidas es decirle al espectador aquí hay una tragedia que ocurre todos los días en este país. Y, “hay una obligación moral y ética de ser conscientes de dónde estamos parados porque el contexto de violencia también corre junto con el de naturalización de la misma”.

ARDER tuvo funciones del 25 de abril al 4 de mayo en el Museo Universitario del Chopo.

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