jueves, 16 de agosto de 2018

Abraham Cruzvillegas en Muca CU



En Autorreconstrucción: Detritus, proyecto del artista conceptual Abraham Cruzvillegas, no hubo una curaduría, tampoco una museografía. Cada uno de los más de 50 artistas participantes acudió al Museo Universitario de Ciencias y Arte (Muca) Campus, y decidió dónde poner su obra. Por lo general las piezas se crearon en el amplio espacio del recinto con materiales encontrados en la misma universidad, ya sea en el departamento de bajas, o de plano basura. Otras obras vinieron de la galería que representa a Cruzvillegas (CDMX, 1968), mientras que otras fueron prestadas por sus autores, expresa en entrevista.

La intención de la muestra tiene que ver con “el detritus como transformación, cambio, no tanto como basura”, dice el artista visual. Más que concientizar al público sobre la basura que se produce, la idea tiene que ver con “la materia en permanente transformación. De acuerdo con las leyes de la física ni se crea ni se destruye, sino se transforma. Poner en evidencia eso ha sido el leit motif de mi trabajo.






También lo utilizo como una metáfora de la identidad, algo que cambia permanentemente, asociado a la idea de la autoconstrucción que he manejado desde hace años y que es más bien la construcción del yo”. En la exhibición es “un yo con los demás, entonces me transformo también. Nuestra relación cambia en la medida que colaboramos, construimos o destruimos algo juntos”.

Detritus surgió a raíz del proyecto Milpa: ritual imprescindible organizada hace tres años por la investigadora Elena Álvarez-Buylla y Juan Carlos Martínez en el Jardín Botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Invitado, Cruzvillegas hizo una obra que quedó inconclusa; era un muro que recuperaba el cascajo de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) para completar un muro que encontró allí. 


 


Ya que Detritus procede del espacio académico, fue convocado también por Peter Krieger, del Instituto de Investigaciones Estéticas, Humberto Urquiza, del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, Luis Zambrano y Silke Cram, de la REPSA. En vez de hacer una exposición individual, Cruzvillegas convocó a sus amigos –entre ellos, Gabriel Orozco, Dr. Lakra y Damián Ortega-- , éstos a los suyos, otros a sus alumnos y demás amigos. A lo largo de tres meses –se inauguró el 12 de mayo-- hubo actividades diarias como, por ejemplo, la lectura del escritor Juan Villoro de capítulos de su nuevo libro El vértigo horizontal.

Para el entrevistado “todo cabe en una obra de arte”, metáfora que también tiene que ver con la inclusión. Precisa: “No selecciono los materiales. Hay un tema de inclusión que tiene que ver con la ética y la política: no excluir, no segregar, no limitar. Eso sería para mi más ecológico en un sentido político que el sólo hecho de reciclar basura como tal”.






La muestra encierra una reflexión, “con la que crecimos”, sobre la “promesa de modernidad”. “Se nos inventó una necesidad que es el progreso, entendido como el consumo. Más que hablar literalmente de eso, mi intención como artista es traer la reflexión a mi propia manera de producir arte con lo que aparece para otros como basura. Ni siquiera le llamo basura sino material y lo he puesto a prueba históricamente, no existe ningún material que no pueda incorporar una obra de arte”.

Autorreconstrucción: Detritus fue montada en el MUCA Campus, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México.




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