Mucho
y muchos han escrito sobre la obra de la pintora surrealista Remedios
Varo Uranga (1908-1963). Cuando la diseñadora gráfica e ilustradora
Silvana Avilés recibió el encargo de realizar un libro biográfico
–su primero-- , de entre los nombres propuestos escogió el de la
exiliada española. Después de año y medio de inmersión en todo el
material disponible sobre la artista, nació La mágica vida y
obra de Remedios Varo (Lumen, 2019), volumen narrado en
primera persona, dirigido a adolescentes y adultos, de aspecto
lúdico, en el que las ilustraciones juegan con los textos. Es como
“la tía Remedios contándote su vida”.
Sin
ser precisa fan de la pintora surrealista Ávila reconoce que
siempre ha sido una referencia en su trabajo personal porque su obra
es muy narrativa: “Tiene todos estos pequeños elementos que
cuentan y dejan abierto cosas”. Para su relato la entrevistada
–responsable del blogspot hola Silvana!-- buscó periodos de
la vida de Varo que no habían sido explorados por la Academia que se
concentró en definir y entender su obra. Intenté entender un poco
más su humanidad y su vida personal”.
Envuelta
en un amplio y vaporoso vestido rojo –al igual de la figura de Varo
en las ilustraciones. Era del signo Sagitario, era de fuego-- , Ávila
ejemplifica con Anglés, España, su pueblo natal: “Allí el tema
del bosque es de importancia. A principios de siglo todo el pueblo
estaba dedicado a la industria textil. Había una separación de las
labores para hombres y mujeres. Siento que ella dibujó el pueblo en
que creció. Hay varias leyendas de brujas en el pueblo que provocan
lluvia y rayos, que están presentes en sus primeros ejercicios
pictóricos. Para mi algunas de las pinturas de Remedios reflejan
estas leyendas de seres que hay en el bosque que vuelan y tienen
magia.
“Otra
cosa, en el pueblo hubo un castillo que ya no existe, sin embargo
todo el mundo está consciente de ello. Para un niño que escucha
hablar de algo que no está, es como un fantasma, una presencia
constante, también desde sus primeros ejercicios pictóricos. Luego,
Anglés es un pueblo con una superposición de estilos
arquitectónicos, que nos remite a su fascinación por explorar la
arquitectura en su trabajo, igual las rocas”.
¿Qué
le dejó el personaje? “Sentí mucha conexión inesperada. Nunca
esperé que Remedios contara constantemente cosas que me preocupan,
como sobre la energía, como todo se conecta. Como cuando vives una
vida honesta, real y verdadera a lo que eres el mundo se abre. Para
ella era así no tenía miedo de vivir en la pobreza o la riqueza,
por eso tuvo tantas aventuras, amores y viajes porque sabía lo que
yo: cuando eres honesta, real y sigues tu corazón, el universo
conspira, tiende puentes, mueve hilos y justo eso fue lo que le llevó
viaje tras viaje, persona tras persona, hasta que encontró a Walter
Gruen y pudo desarrollar su obra a plenitud”.
Para
Ávila la obra de Varo cuenta su vida, al igual que “esta potencia
que hay en el universo que es tan generoso que, cuando estás
alineado a lo que eres verdaderamente todo se abre mágicamente. La
magia es real, sin embargo tienes que confiar en el mundo, en la
coincidencia”. Aunque la autora fue “cuidadosa” respecto de la
vida personal de Varo, no obstante, siente que en la presente era
“muchas mujeres podemos sentir identificadas con su forma de vida,
su pasión por cultivar lo que amaba y por entregarse a lo que
consideraba su llamado. Traté de abrazar ambas cosas”.
La
ilustradora no alcanzó a conocer a Walter Gruen (1914-2008), ultima
pareja sentimental de Varo, sin embargo se dio cuenta que gracias a
sus esfuerzos “Remedios continúa en nuestra memoria”. A esa
“figura fundamental” le dedicó un capítulo.
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