martes, 3 de septiembre de 2019

La guerra fría y Autodestrucción 8 en el Museo Tamayo





La instalación Autodestrucción 8, de Abraham Cruzvillegas ingresó en 2016 al acervo permanente del Museo Tamayo (MT), a través del programa Pago en Especie –en el que está inscrito el escultor-- , de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, adscrito al Servicio de Administración Tributaria (SAT), mediante la figura de “donación” (dación en pago). Ahora es la escenografía de la obra de teatro La guerra fría, de Juan Villoro, que, bajo la dirección de Mariana Giménez, se estrenó el 6 de julio en la sala 4 del MT, que, junto con la sala 3, está dedicada a exhibir la colección permanente del recinto a partir de 2016.

Andrea Paasch, encargada de la dirección del MT, explicó a La Jornada que el museo recibió la instalación en 17 cajas de embalaje que fueron resguardadas en la bodega. La actual selección de obra de la colección permanente del recinto se abrió al público el pasado 15 de mayo. Autodestrucción 8 se puede ver a partir del 26 de junio, inclusive cuando no hay función de teatro.

En rueda de prensa Villoro dijo admirar desde hace mucho tiempo la obra de Cruzvillegas quien ha trabajado en “distintos proyectos de autoconstrucción, autodestrucción, y al mismo tiempo se ha convertido en un referente de muchísimas personas que, gracias a ver sus piezas, viajan por la realidad, en especial la mexicana que parece estar en estado de instalación permanente. Ven la realidad como una posible instalación de Cruzvillegas”.



Una escena de La Guerra fría



La obra del escultor ha sido una continua fuente de inspiración para La guerra fría y su puesta en escena, expresó Villoro. El texto se ubica en Berlín en los 80 años del siglo pasado, momento en que muchas personas de distintos países llegaron a esta ciudad que había sido la gran capital de la Alemania occidental, pero ya no lo era. “Había edificios abandonados que las personas ocuparon. Hubo un movimiento llamado Berlinés, haz algo, entonces muchos organizaban su vida al recoger cosas de la calle. Es decir, hacían una instalación como mobiliario, entonces nos pareció que el marco de esta obra podía ser la pieza de Cruzvillegas”.

Para el escritor hay una frontera no muy visible entre qué es desperdicio y qué es arte; cómo se resignifican los deshechos. La guerra fría también trata de una relación de amor que se ha ido destruyendo, no obstante sus personajes Carolina (Mariana Gajá) y El Gato (Mauricio Isaac) buscan darse una segunda vida. “Están ante la pedacería de lo que han dejado y tratan de recuperar y reconstruir. Este espacio es una metáfora de las cosas que desechamos en la vida, sin embargo nos conforman. De pronto podemos resignificar y convertirlas en algo entrañable”.

Según Mariana Giménez “el lugar ahorita en el mundo es la frontera. La obra de Abraham fue una inspiración para entender lo que era la destrucción, la construcción y la reconstrucción de la pareja. Las fronteras se volvieron líquidas y hubo un momento en que todo empezó a tener un sentido que estuviéramos aquí en la sala de un museo”.

Cruzvillegas precisó que Autodestrucción 8 se hizo hace unos años para una exposición en un museo de Seúl, Corea del Sur: “La curadora me solicitó utilizar el espacio del museo a propósito de su próxima remodelación. Me dijo, haz lo que quieras, destruye, rompe. Allí me acordé de mi joven punk que entra y patea como chivo en cristalería; eso hice un poco. Pedí que me dieran materiales para construir esculturas, además de los que procedían del mismo museo.

Me entregaron varias toneladas de lo que está aquí que venía de la destrucción de un barrio de pepenedores en el centro de Seúl, cuyas familias fueron desplazadas para construir un edificio de departamentos tipo loft. También hay un desplazamiento social, económico y político en un país donde todavía existe la guerra fría. Hice un gran espiral en el que los objetos se tocan. Quise acercarme a una ética en que no se excluía nada. Aquí se utiliza de la misma manera, no hay un objeto excluido”.

La guerra fría consta de dos horas de diálogos intensos alternados con rock, tocado en vivo, con aires de Lou Reed. Las funciones son del 6 de julio al 8 de septiembre, sábados y domingos a las 18 horas. El Museo Tamayo se ubica en avenida Paseo de la Reforma y Gandhi.

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