La
siguiente entrevista inédita fue realizada con Eniac Martínez en
enero de 2018 con motivo de la aparición del pequeño libro Tánger
a Calaís: 2017, publicado por el fotógrafo con recursos
propios, con el objeto de vivir un proceso de duelo.
El
fotógrafo Eniac Martínez Ulloa (CDMX, 1959-2019) tuvo el infortunio
de perder sus padres en 2017, primero su madre y luego su progenitor
el 15 de octubre. Caminar siempre ha sido su manera de somatizar lo
que le pasa. En esta ocasión sus caminatas lo llevaron de Tánger a
Calais ya que en ese intervalo había sido contratado para trabajar
en la película alemana Caravan,
que tuvo locaciones en tres países.
Autor
de libros temáticos como Mixtecos, Litorales, Camino
Real Tierra Adentro y Ríos, Martínez Ulloa optó por vivir su
duelo por medio de las imágenes que ahora ha recogido en el pequeño
tomo que tituló precisamente Tánger a Calais: 2017, ya que a
lo largo de los dos meses y medio que duró el trabajo recorrió tres
mil kilómetros y cerca de 30 ciudades. Éste, sin duda es el libro
más personal que ha hecho, además el primero con imágenes tomadas
fuera de México y con un teléfono celular. Para Martínez que ha
trabajado con una amplia gama de formatos, éste obedece al tipo de
proyecto.
Foto de José Antonio López, tomada el 18 de julio de 2019 |
Las
fotos de Tánger a Calais no tienen nada que ver con el filme,
además el “telefonito” le dio mucha libertad. Entrevistado,
Martínez Ulloa recuerda que el duelo es una cuestión interna, “algo
que llevas y poco a poco analizas de diferentes maneras”. En el
breve texto que escribió para la edición de 33 fotos a color dice:
“Soy fotógrafo y traduzco mis sentimientos en imágenes, esta es
mi manera de comunicar, esto es lo que ahora soy”.
Para
él el viaje es una forma de vivir y relacionarse. “Todos mis
libros tienen que ver con el movimiento del ser humano. No me puedo
quedar quieto aunque no sé cuánto me dure esta pilita. Voy a seguir
fotografiando y contando historias hasta que me aburro”. Martínez
Ulloa ha cambiado tres veces de profesión: primero fue músico
–tocaba guitarra de ocho cuerdas-- , luego pintor –estudió en la
Escuela Nacional de Artes Plásticas-- y ahora, fotógrafo.
Foto de José Antonio López, tomada el 18 de julio de 2019 |
Las
de Tánger a Calais son fotos que no buscan “gustar”: “Si
lo que hice tiene un eco en equis número de personas es suficiente,
de otra manera no te concentras en lo que tienes que hacer que es
contar una historia. La mejor manera de comunicar es decir ‘ésta
es mi visión de este momento’. No quiero trascender en lo más
mínimo con esto”.
El
libro está lleno de simbolismos y detalles que sólo tienen
significado para el autor y no siente la necesidad de explicar. Por
ejemplo, son 33 fotos porque a esa edad tuvo su primera hija. Luego,
la imagen de la portada, una parvada en pleno vuelo e iluminada por
el amanecer, se relaciona con el hecho que a su padre (el diplomático
Gonzalo Martínez Corbalá) le gustaban los pájaros.
Las
imágenes fueron tomadas durante sus caminatas, también en un
intento de descifrar el lugar en que se encontraba. Pero, sobre todo
tienen que ver con una especie de reflexión interna de lo que vivía
en este momento. “No son fotos sombrías. La muerte de hace más
presente a las personas. Para mi la fotografía tiene que ver con
traducir un sentimiento, un estado de ánimo, una forma de vivir”.
Reconoce que hay mucha melancolía en el libro, sin embargo “no es
una cosa lastimera que digas es para ponerte a chillar. Sino decir
está la forma en que viví un proceso determinado y sobre todo un
viaje”.
Para
Martínez Ulloa los temas son de relevancia. Reitera que la
fotografía le representa contar historias y abordar asuntos que
muchas veces a las personas no les gusta ver como su actual proyecto
sobre la basura. “No soy un fotoperiodista aunque tenga un pasado
como tal. Tampoco soy un fotógrafo artístico. Estoy a la mitad”,
posición que lo deja afuera de las categorías.