lunes, 8 de abril de 2019

Korrika





Merry MacMasters. La 21 edición de la carrera Korrika, cuyos objetivos son la alfabetización y la euskarrización del pueblo vasco, se llevó acabo el 7 de abril en la Casa Refugio Citlaltépetl, en una versión adaptada a la realidad mexicana.

En el País Vasco a lo largo de 11 días los participantes recorren su perímetro de 2 mil 500 kilómetros. Cada kilómetro es “comprada” en forma simbólica por alguien y el dinero recabado se destina a la enseñanza del vasco. Aquí, un contingente de 40 personas, entre adultos, jóvenes y niños, partió de la Casa Refugio Citlaltépetl para recorrer las calles de la colonia Condesa. De regreso, el testigo (un palo de madera que sirve de pequeño mástil a la bandera ikurriña) fue entregado a la periodista Blanche Petrich, quien lo llevó a la sede de la actividad.

Para su versión mexicana la Korrika fue abierta para incluir otras lenguas minorizadas como téneck, catalán, tetunaku, tu nu savi, náhuatl y ayuujk.

María Cortina, directora de la Casa Refugio Citlaltépetl, al dar la bienvenida, dijo que hace casi dos años ésta abrió sus vocaciones. Ahora, “no es sólo una casa preocupada por escritores perseguidos en sus países de origen, sino en tratar de sanar, recordar y reflexionar en torno a las urgencias de este país u otros, como el exilio y la libertad de expresión”. Hizo hincapié en la “gran dignidad” de los presentes por mantener la lengua. “Esto hay que contagiarlo”, agregó.

Haizea Elizondo, del comité organizador, explicó que en el País Vasco una cooperativa organiza la Korrika con la finalidad que “las personas adultas aprendan nuestra lengua, vengan de donde vengan, tengan la experiencia que tengan en cuanto a la lengua. En las últimas décadas se calcula que ha habido una gran cantidad de personas adultas que se han euskanizado”.

En el País Vasco la Korrika se hace para concientizar respecto de la relevancia de aprender y utilizar la lengua originaria. Por otra parte cada dos años la carrera se hace para ayudar a financiar todos los procesos de aprendizaje porque aunque sea una lengua originaria, aprenderlo de adulto supone, aparte del esfuerzo en sí, también uno económico. No es gratuito como probablemente debiera ser.

La Korrika mexicana tuvo en esta ocasión dos ejes principales, por una parte, visibilizar la situación de las lenguas minorizadas. Aunque el vasco es el punto de partida, “queríamos relacionarlo con México que es uno de los 10 países en el mundo con mayor diversidad lingüística. Sus 68 lenguas originarias están en peligro de extinción al igual que el euskarra. El otro eje fue visibilizar el arte que se crea desde las comunidades socio lingüísticas porque suele quedar en ghettos.

Que esta carrera reivindicativa coincida con el Año Internacional de las Lenguas Indígenas es una “casualidad”, expresó Elizondo. Para la lectora de lengua y cultura vasca en la Universidad Nacional Autónoma de México, hay comunidades lingüísticas minorizadas “sea año o no”, entonces “nos toca echarle ganas siempre”. Ahora, esta declaración “ayuda quizá a tener un poco más de visibilidad, sin embargo éste es un trabajo mucho más dilatado que este año”.

El lema de la 21 Korrika es klica, que representa “la definición personal de un cambio de chip, un conecte con todo aquello que se supone beneficie que nuestra lengua siga viva al igual que la diversidad lingüistica. Klica es un compromiso y una elección”.

Por la mañana hubo un acto cultural con música y poesía con la participación de Benjamín García González (trompetista mixe), Celerina Patricia Sánchez Santiago (poeta ñuu savi), Juan Santiago Téllez (rapero poblano), Rodolfo Tadeo Mendoza (huapanguero veracruzano que cantó en náhuatl), así como manifestaciones en vasco y catalán.



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