lunes, 26 de marzo de 2018

Antoine d'Agata en el Centro de la Imagen



Merry MacMasters. El fotógrafo y director de cine francés Antoine d’Agata (Marsella, 1961) tiene una historia muy larga con México. Con apenas 22 años llegó aquí por vez primera tras las huellas del poeta y director de teatro Antonin Artaud. Buscaba la “magia” de la realidad mexicana. Una década después se volvió fotógrafo y tomó su primera imagen en la frontera del norte del país. 
 
Nunca dejó de venir a México, sin embargo con el tiempo esa belleza que buscaba en los primeros viajes, cambió en cuanto la situación del país se hizo “más pesada, compleja y complicada”. Miembro de la Agencia Magnum desde 2004, D’Agata exhibió bajo el título Códex, México 1986-2016 en el Centro de la Imagen (CI). La exposición consistió en la realización de un fotomural en un espacio al aire libre y un video. 
 
El “diálogo” con D’Agata inició hace dos años, expresó Itala Schmelz, directora del CI. En un principio el interés era hacerle una exposición “en forma” de su trabajo en México, algo que quedó pendiente. Mientras tanto, al fotógrafo “le encantó” la pared conocida como “fotomuro”, que trabajó a manera de collage, al usar, reusar, reducir y agrandar sus imágenes.

Lo suyo es un trabajo “muy radical” ya que se mueve en ámbitos de mucha violencia, drogadicción y prostitución. Sin embargo, “no es el típico fotógrafo que observa, se lleva las imágenes, pero nunca toca. D’Agata se involucra con estos contextos. A veces la cámara está en sus manos, otras no necesariamente. El mismo entra en estos ámbitos como actor de ellos. Se va a los márgenes y los vive”, señaló Schmelz. 
 
El resultado es una fotografía muy “auténtica”. No obstante, “al hacer todo esto en ambientes nocturnos, de alcohol, sucede algo con las imágenes que de alguna forma los cuerpos pierden la solidez y generan ciertos accidentes visuales muy interesantes que te llevan a imágenes de lo monstruoso, o lo grotesco, que son fascinantes y que los distinguen casi de cualquier otro autor”, acotó la titular del CI.

D’Agata estudió en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, en 1990, bajo la tutela de Larry Clark y Nan Goldin. Entrevistado, se refirió a los 13 años que vivió sin casa, “sólo en movimiento por el mundo”. Su relación con México es “muy particular”, incluso, su compañera es mexicana.
 
Mi filosofía –explicó-- siempre fue hecha de belleza y de violencia porque mi perspectiva salió de una mezla de política y narcótica. Siempre entendí y compartí esa violencia de la calle. Viví las imágenes desde adentro, sin embargo aquí con los años esa violencia ha llegado a un punto de locura. Poco a poco uno se encuentra totalmente impotente frente a una violencia que entiendo de dónde viene, sin embargo llega a un punto absurdo y trágico”.

Continuó: “Hoy veo mucha dignidad y fuerza de la población mexicana que la enfrenta. A veces no entiendo en donde encuentran tanta fuerza para día con día seguir con la vida, cuando las cosas están tan locas. Como fotógrafo mi situación es particular porque siempre hay una distancia. Elegí estar en esas imágenes, contrario a las personas retratadas que no eligieron nada”.

Además, usted puede irse.

--Por eso se mueren y estoy aquí todavía. Estoy muy agradecido con la confianza que me entregan porque saben que no estamos en la misma condición. 
 
El Centro de la Imagen se ubica en Plaza de la Ciudadela 2, Centro.

domingo, 11 de marzo de 2018

Cultura Pop en la Galería Velasco



La Galería José María Velasco se propuso revisar la obra de cuatro jóvenes artistas mexicanos cuya influencia proviene de la cultura pop (el cómic) y la ilustración, fenómeno que desde los años 80 del siglo pasado se ha suscitado en el mundo, expresa Alfredo Matus, director del recinto perteneciente al Instituto Nacional de Bellas Artes.

Ellos son Erik Rivera (CDMX, 1979) quien exhibió 10 óleos con el provocativo título Maricón: desafío al desafío, Favio Montoya (Mazatlán), de quien fueron igual número de óleos y acrílicos con el nombre Bindu, el artista urbano José Carlos Hernández Pvlcro (sic), en el gabinete y con intervención en la fachada, mientras que la pieza del mes My Lord era del pintor tepiteño Vicente Anaya.

Son artistas que tienen un vínculo muy fuerte con el Internet, de donde deriva su información”, continúa Matus. También juega un papel preponderante la técnica japonesa shojo, categoría del manga y el animé dirigida al público adolescente femenino con personajes de ojos enormes, “chicas coquetas que se muestran inocentes aunque su vestimenta es audaz”.

Rivera, sin embargo, atribuye el tipo de trazo naif de su pintura al modernismo mexicano, en especial la obra de Nahui Ollin, Abraham Ángel, Nahum B. Zenil, Julio Galán y Frida Kahlo. Lo del expositor está dedicado al “niño interior”, aunque aclara que sus infantes ya fueron adultos, entonces regresaron a ser niños con una fisonomía mezclada.

El título de la exposición emplea la palabra “maricón” con el objeto de “neutralizar, o reivindicar, esta dicotomía entre dos conceptos: o eres homosexual o eres muy cobarde. La idea es quién es más maricón en todo caso: el homosexual o el que lo teme”. Mientras cinco de sus figuras son afeminadas, la otra mitad muestra ira y agresión porque “la gran parte de las personas homofóbicas reaccionan a su miedo con rabia. Es como que tienen que mostrar que no tienen ese miedo y que son muy machos. Siempre digo, lo macho no quita lo maricón y viceversa”.

Formado como diseñador gráfico, aunque siempre quiso pintar, Rivera explica que sus “retratos” con fondos de poca profundidad, son “a propósito. Lo que hago es retomar la ilustración infantil a manera de herramienta para exponer estos temas que pueden ser un poco incómodos”. Incluso, el marco floral, u orgánico, que le da a sus “niños” se torna “cursi” y apela a “esa parte de la sensibilidad y emoción masculina que nunca se proyecta”.

La pintura de Favio Montoya, no obstante, tiene influencias de la ilustración y del animé debido a su pasión infantil por la televisión y el cómic. De niño soñaba con ser dibujante de cómics y animador. En algún momento se alejó de la manga y el animé dado su interés por la figura clásica, de allí que estudió a los griegos y a Rodin, sin embargo regresaba siempre al cómic de la manga aunque desde unas plataformas no tan usuales.

Por ejemplo, combina cabezas animales –gatos, conejos, venados, osos-- con cuerpos infantiles. “Me baso primeramente en la teoría de la resonancia del alemán Bert Hellinger quien plantea que un adulto es resultado del niño directamente. Cuando empecé a pintar niños me di cuenta que las personas se sentían directamente atraídas e identificadas. Había dado cause a una sensación que tal vez tuvieron de niño. En este caso ejemplifico mucho la cuestión del dolor porque tenemos traumas que no sabemos por qué son pero surgieron en la niñez”.

Las cabezas de animales, por otro lado, están basadas en el método de teatro de Stanislavski ya que Montoya también es actor:”Muchos de los personajes que construyo tienen que ver con la esencia de un animal. El gato representa sensualidad, el conejo, astucia”. Relaciona su pintura con el movimiento internacional de arte low brow, que surge de las calles, sin embargo llega a plataformas más altas como los museos y las galerías.

El conjunto de exposiciones permaneció hasta el 11 de marzo en la Galería José María Velasco, Peralvillo 55, colonia Morelos.

lunes, 5 de marzo de 2018

Creación en movimiento: Diseño



El programa de la generación 2015/2016 de jóvenes creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), incluye por vez primera la especialidad de artes aplicadas en las siguientes áreas: diseño editorial, de joyería, textiles y muebles.

Dichas técnicas, manifestaciones contemporáneas como el cómic, la narrativa gráfica, la historieta, así como disciplinas más tradicionales como la pintura, la escultura hasta la arquitectura y los medios audiovisuales, se pueden observar en Creación en Movimiento 2015/2016, exposición de las 132 piezas de 111 becarios provenientes de 23 estados, abierta el 20 de enero en el Foto Museo Cuatro Caminos.

Anteriormente, el Fonca de todos modos recibía proyectos de diseño y artes aplicadas que se atendían por medio de otras especialidades. Aparte de apoyar a los artistas emergentes en esas áreas, la instancia decidió que era necesario hacer “un serio reconocimiento hacia el arte en el diseño que tiene justamente esta característica artística de creación, innovación y aporte”, expresó René Roquet, jefe del Departamento de Control de Becas del Fonca.

Si en un principio se decidió apoyar a los cuatro áreas arriba mencionados, también se ha sugerido ampliar la convocatoria al objeto utilitario. A partir de que se incluyó artes aplicadas en el programa “notamos que ha incrementado la participación en esta disciplina, a la vez que ha bajado un poco el índice de solicitudes en otras donde los artistas del diseño querían entrar”, indicó Roquet.

Ana Elena Mallet, una de los cuatro tutores, junto con Trine Ellitsgaard, Héctor Rivero Borell y Uzyel Karp, de las primeras dos generaciones en artes aplicadas, reiteró que finalmente se ha dado un reconocimiento al diseño como disciplina cultural y se integra dentro de las becas de los jóvenes creadores. La primera generación contó con ocho becarios (cuatro diseñadores de joyería, tres de textiles y uno editorial).

Los cuatro tutores “teníamos consciencia que había que cuidarla mucho al ser el primer año de una disciplina que raya entre lo técnico y lo artístico. Finalmente, es “una disciplina nueva si hablamos del diseño en México que a nivel universitario empezó en los años 60 del siglo pasado, apenas entendemos qué es y para qué sirve”, dijo Mallet.

Curadora especializada en diseño, Mallet hizo hincapié en el desempeño de la artista del textil Trine Ellitsgaard, quien “hizo un trabajo increíble con las responsables de la marca Déjate querer (estudio de diseño de tapetes), Ana Paula Alatriste y Rocío Cortés”. Con el textil incluido en la exposición “se vuelve a esta tradición mexicana de tapiz que teníamos en los años 60 y se ha perdido muchísimo”.

Según Gustavo Prado, curador especializado en fotografía, diseño y moda, también becario de la primera generación en medios alternativos, “en 2018 los conceptualismos están un poco a la caída después de 30 años de estar como el único lenguaje en México”. Apuntó lo “bueno y grato” que resulta “ver un trabajo juvenil, fresco, positivo, optimista y rebelde”. Ya que el Fonca está abierto a las nuevas propuestas hizo votos para celebrar en el futuro “cuando haya becas a la producción en YouTube”.

Una parte de Creación en Movimiento 2015/2016 ya se había mostrado en el Museo de la Ciudad de Querétaro y en la Universidad de las Américas en Puebla. Ahora la totalidad de la exposición se ofrece en el Foto Museo Cuatro Caminos. Guadalupe Lara, directora del recinto, hizo votos para que éste reciba la muestra cada año.

Explicó: “Desde que el museo abrió hace dos años siempre ha buscado ser un espacio en el que se presentan las propuestas más innovadoras en torno a la creación del arte porque el 80 por ciento de nuestro público son jóvenes de 14 a 29 años”. Lara agregó que la exposición complementa una idea del recinto de llevar a cabo una feria de arte joven en la que los artistas podrán vender su obra directamente sin intermediarios.

Creación en Movimiento 2015/2016 permanecerá hasta el 11 de marzo. El Foto Museo Cuatro Caminos se ubica en Ingenieros Militares 77, Lomas de Sotelo, Naucalpan.