Hay
ficciones en que un personaje de carne y hueso descubre un mundo inverosímil,
sin embargo en La merienda del señor Verde varios seres
fantásticos se deslumbran con el mundo real. Éste fue el ambiente recreado en el Museo Nacional de Arte (Munal) para dar pie a
la primera exposición para niños del recinto.
La
muestra homónima del libro publicado en 2007 por el ilustrador
español Javier Sáez, fue en colaboración con la pasada Feria
Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij), en donde los
originales del volumen se iban a exhibir –España fue el país
invitado de honor-- . Sin embargo, la exposición se canceló a raíz
del temblor del pasado 19 de septiembre. Gracias a que Sáez había
sido invitado a participar en el cierre del proyecto Con palabras
el pasado 26 de noviembre en el Munal, se pudo conectar la
muestra ampliada.
La
merienda del señor Verde, expresó Sáez, premio nacional de
Ilustración 2016 en España, es “una bienvenida, un viaje desde un
mundo monocromo, ciertamente solitario donde vive un señor Verde, al
mundo multicolor que es el en que vivimos, aunque a veces se nos
olvida”. Para el autor la exhibición combinaba tres aspectos: el
de los niños, del arte y de la literatura como experiencia estética.
El
recorrido de esta instalación, o performance -en fechas
programadas se contó con el cuentacuentos Gerardo Méndez en el
papel del señor Verde-- empezó por la habitación del protagonista.
Un semáforo accionado por el personaje daba “luz verde” a los
visitantes para que pasaran a la siguiente sala en que con base en
una serie de cuadros –inspirados en la obra de René Magritte--
pintados por Sáez para ilustrar el libro, se contaba la historia de
cómo el anfitrión invita a los señores Amarillo, Púrpura, Azul,
Pardo y Negro a su casa para abrir una puerta misteriosa descubierta
al hacer la limpieza.
Un
tercer espacio era el equivalente al mundo del color que descubrían
los invitados. Allí se encontraba una selección de 40 títulos en
torno al color facilitados por el Ministerio de Educación, Cultura y
Deporte de España. Los niños también contaban con el apoyo de
talleristas para realizar actividades como escribirle postales al
señor Verde que se depositaban en un buzón --”nada de mandarle un
WhatsApp”, apuntó en su momento el escritor--
. Son detalles que hacen que el niño se sienta en “otra época”,
además de un mundo maravilloso.
Sáez
señaló que el argumento principal del libro no era un conflicto o
una pelea, sino una acción de abrir puertas. Todos los colores
empleados tienen un significado. Nunca dudó en utilizar el verde
para su personaje central ya que éste, al no ser un color primario,
sino “mestizo”, simboliza hospitalidad, además de esperanza.
También
curador de la exposición, Sáez dijo que por medio de ella los niños
“se convertían en espectadores de lo que significa un museo”. La
muestra proporcionaba “la experiencia de contemplar. Aquí hay otro
concepto temporal. Los niños quieren tomarse ese tiempo para mirar”.
Hace
algunos años el libro se expuso en Querétaro, luego viajó a
Monterrey. Los cuadros estaban en México y Sáez pensaba llevarlos a
España cuando salió la coyuntura de la exhibición. En una vitrina
de la sala principal también se mostraban bocetos del proceso de
trabajo del libro.
Los
cuadros pintados por Sáez se complementaron con otros hechos ex
profeso por cinco integrantes de la Asociación Mexicana de
Ilustradores y tres personas más, para la habitación del señor
Verde. A nombre de la agrupación Yadira Martínez indicó que para
lograr los sueños y los grandes proyectos hay que trabajar en
equipo. Consideró que en este momento en particular “es
imprescindible tener una actividad de este tipo porque no sólo es
necesario que los adultos nos reconstruimos, también los niños”.