jueves, 22 de febrero de 2018

El Sr. Verde



Hay ficciones en que un personaje de carne y hueso descubre un mundo inverosímil, sin embargo en La merienda del señor Verde varios seres fantásticos se deslumbran con el mundo real. Éste fue el ambiente recreado en el Museo Nacional de Arte (Munal) para dar pie a la primera exposición para niños del recinto.

La muestra homónima del libro publicado en 2007 por el ilustrador español Javier Sáez, fue en colaboración con la pasada Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij), en donde los originales del volumen se iban a exhibir –España fue el país invitado de honor-- . Sin embargo, la exposición se canceló a raíz del temblor del pasado 19 de septiembre. Gracias a que Sáez había sido invitado a participar en el cierre del proyecto Con palabras el pasado 26 de noviembre en el Munal, se pudo conectar la muestra ampliada.

La merienda del señor Verde, expresó Sáez, premio nacional de Ilustración 2016 en España, es “una bienvenida, un viaje desde un mundo monocromo, ciertamente solitario donde vive un señor Verde, al mundo multicolor que es el en que vivimos, aunque a veces se nos olvida”. Para el autor la exhibición combinaba tres aspectos: el de los niños, del arte y de la literatura como experiencia estética.

El recorrido de esta instalación, o performance -en fechas programadas se contó con el cuentacuentos Gerardo Méndez en el papel del señor Verde-- empezó por la habitación del protagonista. Un semáforo accionado por el personaje daba “luz verde” a los visitantes para que pasaran a la siguiente sala en que con base en una serie de cuadros –inspirados en la obra de René Magritte-- pintados por Sáez para ilustrar el libro, se contaba la historia de cómo el anfitrión invita a los señores Amarillo, Púrpura, Azul, Pardo y Negro a su casa para abrir una puerta misteriosa descubierta al hacer la limpieza.

Un tercer espacio era el equivalente al mundo del color que descubrían los invitados. Allí se encontraba una selección de 40 títulos en torno al color facilitados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España. Los niños también contaban con el apoyo de talleristas para realizar actividades como escribirle postales al señor Verde que se depositaban en un buzón --”nada de mandarle un WhatsApp”, apuntó en su momento el escritor-- . Son detalles que hacen que el niño se sienta en “otra época”, además de un mundo maravilloso.

Sáez señaló que el argumento principal del libro no era un conflicto o una pelea, sino una acción de abrir puertas. Todos los colores empleados tienen un significado. Nunca dudó en utilizar el verde para su personaje central ya que éste, al no ser un color primario, sino “mestizo”, simboliza hospitalidad, además de esperanza.

También curador de la exposición, Sáez dijo que por medio de ella los niños “se convertían en espectadores de lo que significa un museo”. La muestra proporcionaba “la experiencia de contemplar. Aquí hay otro concepto temporal. Los niños quieren tomarse ese tiempo para mirar”.

Hace algunos años el libro se expuso en Querétaro, luego viajó a Monterrey. Los cuadros estaban en México y Sáez pensaba llevarlos a España cuando salió la coyuntura de la exhibición. En una vitrina de la sala principal también se mostraban bocetos del proceso de trabajo del libro.

Los cuadros pintados por Sáez se complementaron con otros hechos ex profeso por cinco integrantes de la Asociación Mexicana de Ilustradores y tres personas más, para la habitación del señor Verde. A nombre de la agrupación Yadira Martínez indicó que para lograr los sueños y los grandes proyectos hay que trabajar en equipo. Consideró que en este momento en particular “es imprescindible tener una actividad de este tipo porque no sólo es necesario que los adultos nos reconstruimos, también los niños”.

martes, 13 de febrero de 2018

La semana del arte en México II





La decimoquinta edición de la feria Zona Maco de arte contemporáneo, celebrada del 7 al 11 de febrero, rompió su propio récord de asistencia al recibir a más de 62 mil visitantes, por lo menos dos mil más que en 2017. Eso lo convierte en un atractivo muy esperado por parte del público en general, no sólo el especializado en cuestiones artísticas. 
 

Aparte de recorrer los locales de los 170 expositores, representantes de 27 países de América, Europa y Asia, los visitantes pudieron asistir a múltiples conferencias con más de 50 invitados internacionales, conocer la sección de editoriales y publicaciones, además del área reservado para Zona Maco Diseño, ahora en su octavo año, y ser testigo de la entrega de varios premios. 
 

Damián Ortega, de la galería Kurimanzutto, recibió el premio de adquisición Artz Pedregal, destinado a esculturas y/o instalaciones de gran escala, por la obra Torch Lamp. El Premio Tequila 1800 Colección, también de adquisición, fue para las obras Sexo, guerra y Bertolt Brecht, de Minerva Cuevas, exhibida por la Kurimanzutto; Mobil Bleu Translucide, de Julio Le Parc, presentada por la RGR+ART; Breve relación del Pánuco, de la serie Mollera y Cabeza mediana, ambas de Noé Martínez, exhibida por Parque Galería, y Serie de dibujos sobre papel vegetal, de Mathías Goeritz, presentada por Galería La Caja Negra. Mientras que las tres primeras son galerías de CDMX, la cuarta es madrileña.


El premio de adquisición JSA Arquitectura, destinado a artistas emergentes menores de 40 años representados por galerías presentes en la feria, fue para las piezas Isabel, Ámbar y Claudia, de la serie Espacio de fe, de Osvaldo González de Galería Servando, de La Habana, Cuba, y A Labyrinth of a straight line, de Troika, presentada por la Galería OMR de CDMX.


La oferta de obra artística fue grande, variada y de alto nivel. Llamó la atención de más de uno que hubiera tanta pintura y escultura de Fernando Botero, como si México y sus coleccionistas fueran un buen mercado para la producción del colombiano. Tal vez lo sean.


Dio mucho gusto ver obra de la escultora Helen Escobedo (1934-2010). La pieza más llamativa fue El bici vocho (2001), un prototipo de transporte público, con sus máscaras de oxígeno, botequín de primeros auxilios, tanque de oxígeno portátil, bandera mexicana, bicicleta y periscopio. Incluye el letrero: El “chofe” ¡no tiene la llave!


Exhibida en el local de PROYECTOSMONCLOVA, Sandra Cerisola, que ahora trabaja con la galería, recordó que ella maneja el estate de doña Helen. Expresó su interés para que la artista, cuya obra quedó un poco fuera de la vista del público tras su fallecimiento –la Galería Metropolitana montó una exposición a finales de 2016-- , “ocupe el lugar que le corresponda en la historia del arte”. También se exhibieron un par de dibujos del mismo proyecto. 
 

Mayra Nakatani, de la Galería Alfredo Ginocchio, habló con gran entusiasmo de la obra del escultor costarricense Jorge Jiménez Deredia (Ciudad de Heredia, 1954), radicado en Italia, el mismo que a finales de 2015 expuso obra monumental en un corredor que iba desde el Palacio de Bellas Artes hasta el Monumento de la Revolución. 
 

La galería se llenó de bronces y mármoles de la autoría de Jiménez Deredia, que suelen mostrar figuras humanas enrolladas que emergen de, o abrazan, formas redondas. Cuatro toneladas y media, para ser exacto, de obra. Nakatani apuntó que el escultor trabaja en Pietra Santa con el mismo fundidor que Fernando Botero y Anthony Gromley. 
 
Las esculturas del español Manolo Valdés (Valencia, 1942),exhibidas en la Galería Freites, trajeron reminiscencias de la exposición que alguna vez tuvo en el Museo Tamayo Arte Contemporáneo. El día inaugural la Galería Karma, de Nueva York, regaló esquites preparados por un experto local. 
 

Entre las piezas más bellas estaban las Flower bed, o camas de flores, del chino Zhuang Hong Yi (1962), exhibidas por la galería Smith Davidson. Las realiza con papel arroz y tinta sobre lienzo, y tienen la habilidad de aparentar cambiar de color.










martes, 6 de febrero de 2018

La semana del arte en México





La feria de arte Zona Maco, que en 2018 llega a su edición 15, ha generado lo que se ha dado en llamar “la semana del arte en México”. Aparte de la feria en sí, que se efectúa del 7 al 11 de febrero en el Centro CitiBanamex, se habla de la apertura de más de medio centenar de exposiciones y demás actividades en museos y galerías en diferentes partes de la ciudad.

¿A qué se atribuye tanto interés? En lo que a las galerías y los museos respecta, saben que es un momento en el que visitarán la urbe coleccionistas foráneos, directores de museos y artistas de talla internacional. Muchas de las galerías seleccionadas para participar en Zona Maco, también abren muestras en sus sedes.

Incluso, se han creado espacios alternativos para las galerías y los artistas como Salón ACME, cuya sexta edición se efectúa del 8 al 11 en Proyecto Público Prim, General Prim 30, colonia Juárez. En la convocatoria se lee que Salón ACME es “un proyecto de colaboración y una importante plataforma de difusión para artistas que desarrollan su trabajo en México”. En ese sentido la comunidad artística del país se invita a participar con propuestas de cualquier temática o disciplina. El costo máximo por obra es de 20 mil pesos y cada artista puede participar con un tope de tres obras.

También está la Feria de Arte Material, de perfil más experimental, que lleva acabo su quinta edición del 8 al 11 en el Frontón México. Por vez primera se efectúa en México la feria Arte 10, originada en Bogotá, Colombia, que consiste en obras de todas las disciplinas cuyo costo no es mayor de 10 mil pesos. Su sede es el Foto Museo Cuatro Caminos.

Aunque las inauguraciones empezaron hace unos días, gran parte se concentran en en el día 6. El artista Gabriel de la Mora (CDMX, 1968), aparte de abrir la muestra Entropías en PROYECTOSMONCLOVA (Colima 55, colonia Roma), en el mismo lugar, pero el pasado 27 de enero, se presentó el bilingüe (español/inglés) Fuera de cuadro, con textos de Fabiola Iza y Cecilia Fajardo-Hill, un libro atípico ya que es digital, entonces no existe físicamente, aunque en un principio iba a ser impreso. También es atípico en el sentido de que gira entorno al proceso y no la obra final. De la Mora comentó a La Jornada que de funcionar este experimento, “será el inicio de un proyecto para el que invitaré a curadores jóvenes, o reconocidos, o amigos” para que participen.

Respecto de Entropías, dijo que ésta es una palabra que conecta las 26 obras pertenecientes a cinco series presentadas, que “dialogan y van unas de la mano con otras”. Entropía significa cambio y transformación, y es “una palabra que define mucho mi trabajo. Viene de un paralelo de la definición de energía ya que para mí el arte ni se crea ni se destruye, sólo se transforma que es la primera ley de termodinámica. Entropía va conectada con la segunda ley de termodinámica en la que se dice que en la naturaleza y el mundo, todo, están en un constante desorden. Me interesa ordenarlo, luego desordenarlo. Es el orden y el caos que existen en las cosas, la flecha del tiempo que va en una dirección, aunque recientemente hay una teoría que dice que puede ir en una dirección contraria”.

El Museo Universitario del Chopo (Dr. Enrique González Martínez 10, colonia Santa María la Ribera) abre cuatro exposiciones. Ascensión cautiva, de Tania Candiani (CDMX, 1974), parte de una serie de datos y anécdotas que se conectan con la historia de la aeronáutica en México y la del edificio que alberga el museo. Se integra por tres etapas: la primera se refiere al proceso de confección de un globo aerostático de grandes dimensiones, pieza principal de la muestra; la segunda consistió en un evento único de apertura, donde el público observó la ascensión del globo dentro de la galería central del recinto, y en la tercera el globo será exhibido en suspensión hasta el 13 de mayo.

En Líneas y piedras Pablo López Luz (CDMX, 1979) presenta 135 fotografías de seis proyectos diferentes realizados a partir de 2011 a la fecha. Atlas, de Pablo Vargas Lugo (CDMX, 1968), es una pieza de video hecha con base en la secuencia Star Gate que constituye el clímax de 2001: Odisea en el espacio (1968), del cineasta estadunidense Stanley Kubrick. Colección de momentos. Diseño en México, 1999-2015, es una colectiva curada por Cecilia León de la Barra, que reúne más de un centenar de objetos de 40 diseñadores, entre artistas individuales y grupos.

La galería OMR (Córdoba 100, colonia Roma) inicia el año con la exhibición Mecánica de lo inestable, de José Dávila, integrada por esculturas que son “un reflejo del fenómeno de la gravedad, las leyes de la energía estática y dinámica, la fuerza tractiva empleada para generar movimiento y la fuerza compresiva”, entre otras cosas.

Además de participar en Zona Maco, la Galería Hilario Galguera también está presente en Salón ACME con obra de la francesa Gwladys Alonzo (1990). El espacio es intervenido por obras escultóricas que retoman dos elementos cardinales de la práctica de Alonzo: los azulejos y el color azul marino. Éstos fueron incorporados por primera vez a su trabajo durante su periodo de producción en Guadalajara, sin embargo la han seguido a CDMX. El gesto poético de re-visitar su pasado enfatiza su interés en viajar y en la apropiación de los paisajes urbanos y los materiales encontrados en sus piezas, de dice.

El brasileño Mauro Piva (Río de Janeiro, 1977) exhibe en la galería Enrique Guerrero (General Juan Cano 103), mientras que la Galería de Arte Mexicano (Gobernador Rafael Rebollar 43) ha organizado una colectiva con obra de James Capper, Luke Hart, Pablo de Laborde Lascaris, Adeline de Monseignat, entre otros. Ambas galerías están en la colonia San Miguel Chapultepec.