domingo, 19 de julio de 2020

Francisco Toledo, ocho décadas.





Tanto Oaxaca, como el país entero, es uno antes, y otro después, de la partida de Francisco Toledo (1940-2019). Muchos, sin embargo, tienen la impresión que no ha muerto y que en cualquier momento, a la vuelta de la esquina, lo van a encontrar.

El 17 de julio el artista, promotor cultural y activista hubiera cumplido sus 80 años, seguramente apartado en gran medida del mundo de las felicitaciones, en familia como a él le gustaba, tal vez en la capital de Oaxaca o de viaje en algún lugar sin revelar del estado.

Claro, siempre estaba para sus amigos y personas más allegadas. Armando Colina, director de la Galería Arvil con Víctor Acuña, expresa: “Cada año de donde quiera que me encontrara llamaba a Francisco para felicitarlo, era un rito que duró más de 50 años. Sus respuestas variaron con el tiempo sobre todo al final pues se quejaba de los múltiples problemas en que se metía… hablaba de sus proyectos y de su salud… pero siempre sentí su afecto hacia mí. Le daba gusto oírme. Su temprana muerte me sorprendió y causó tremenda tristeza”.

En algún momento Graciela Cervantes, directora de la Galería Quetzalli, le hacía una comida “un poco a la fuerza” con los amigos más cercanos porque “Trine (Ellitsgaard) se iba con los niños a pasar el verano con su mamá (a Dinamarca). A raíz de la muerte de su mamá, Trine ya no viajaba, entonces Toledo comenzó nada más a reunirse con su familia, sus hijos, sus nietos, que era lo que en realidad le gustaba”.

Durante 30 años Cervantes y Toledo fueron “socios, cómplices, amigos y confidentes”. Para ella Oaxaca es uno antes de Toledo y otro después de él: “Muchos tenemos la impresión que no ha muerto, que en cualquier momento va salir en alguna calle. Como Oaxaca fue su ciudad, la caminaba, la gozaba, iba por sus periódicos, uno lo encontraba platicando con alguien en la esquina o iba al taller de Fernando Sandoval. Siempre era un caminar las calles de Oaxaca. Luego, dan las 7:30 de la mañana y digo, ‘ya me va a llamar el maestro’, que era la hora en que lo hacía. Son cosas que se te quedan muy profundas en el corazón”.

Con motivo de su aniversario 80, Toledo fue recordado por las instituciones culturales que creó en Oaxaca: Instituto de Artes Gráficas (IAGO), en 1988, Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (FCMAB), en 1996, Fonoteca Eduardo Mata -depende del Iago- , en 1997 y Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), 2006, así como la asociación civil Amigos del IAGO y del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, cuya presidenta es Sara López Ellitsgaard.

Ya no está el maestro, sin embargo su labor continúa, impulsada por personas comprometidas, que llevan bien puesta la camiseta de don Francisco.

Daniel Brena, director de CaSa, tiene un largo contacto con los proyectos de Toledo, ya que anteriormente dirigió el CFMAB. Señala que el artista, quien incursionó en un sinnúmero de disciplinas, “trabajó por muchos años para que el arte fuera accesible para todos. Reunió colecciones de libros, fotografías y gráficas, con la intención de que fueran disfrutadas por personas que históricamente habían sido excluidas de participar en la vida cultural del país. Además, a través de talleres, promovió que las personas pudieran conocer las técnicas, los procesos y conceptos necesarios para expresarse por medio del arte. Después de varias décadas, este trabajo ha creado instituciones resilientes. También ha creado una generación de estudiantes, maestros, artistas y trabajadores que están convencidos de que el arte debe de estar siempre al alcance de todos”.

Al respecto Hazam Jara, director del IAGO, comenta que éste “tiene el compromiso de seguir ofreciendo el espacio para la formación de artistas en las distintas disciplinas por medio de la biblioteca, talleres enfocados en distintas ramas de las artes gráficas y literarias de manera gratuita para todos los públicos interesados, siguiendo la visión de su fundador, el maestro Francisco Toledo”.

Para Fausto Nahúm, director del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, “es difícil imaginar Oaxaca sin alguna de las instituciones que fundó el maestro Toledo. Siempre han sido espacios abiertos y lugares donde muchos encontramos otra forma de ver y de apreciar las diferentes formas de expresión. Continuar con la labor es poder seguir ofreciendo los espacios y todo lo que representa a otras personas de la misma forma que el maestro nos compartió”.








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