Gracias
a “toda la labor” hecha en el Centro de las Artes San Agustín
(CaSa) y el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB),
instituciones fundadas por Francisco Toledo (1940-2019), el
guerrerense Yael Martínez (Taxco, 1984) pudo desarrollarse como
fotógrafo al grado de ser nominado para pertenecer a la agencia
Magnum Photos, fundada en 1947. Ya había ganado el segundo lugar en la categoría de proyectos a
largo plazo del concurso World Press Photo 2019.
Martínez
siempre ha estado cercano a dichas instituciones y fue profesor del
Programa de Fotografía Documental, que se hizo por primera vez en
2019 en CaSa, y se espera retomar en cuanto termina la pandemia por
el COVID-19, con fotógrafos de Magnum.
En
una charla virtual organizada por el CFMAB y la asociación civil
Amigos del IAGO y del CFMAB, Martínez dijo haber confirmado, al
llegar a Oaxaca en 2010, que mediante el arte se puede generar “un
cambio social profundo”, al ver el trabajo realizado por Toledo,
que ha sido uno de sus grandes inspiraciones.
Martínez
trabajaba en blanco y negro, sin embargo al conocer la obra de Toledo
“cambié hacia el color. Me encantaba la paleta que usaba. Hice ese
cambio de vincular la realidad a través del color”. Hace 10 años
tuvo la oportunidad de ingresar a un programa de fotografía
contemporánea que realizaba CaSa, que transformó su manera de
entender esta disciplina, en el sentido de “empezar a realizar
proyectos personales y tratar de vincular estas experiencias con las
problemáticas sociales que afectan a mi comunidad”.
Reconocido
con la beca W. Eugene Smith (2019), Martínez proviene de una familia
de artesanos y siempre tuvo curiosidad por la pintura. Al salir de la
preparatoria quiso ingresar a una universidad en Morelos para
estudiar artes visuales, sin embargo fue rechazado. Empezó a
trabajar como asistente de una fotógrafo de arquitectura.
En
2008 realizó su primer proyecto fotográfico “muy clásico”
sobre músicos populares de la región norte y Tierra Caliente de
Guerrero. Ya en Oaxaca quiso hacer un proyecto en torno a su familia.
En ese momento estaba enferma su abuela y acababa de nacer su hija.
Al estar allá se enteró de la desaparición de varios miembros de
su familia. Había pedido una beca del Fondo Nacional para la Cultura
y las Artes para realizar un proyecto sobre orfebres en Taxco, sin
embargo lo dejó para registrar la vida cotidiana de su familia.
A
la fotógrafa Joan Liftin, su tutora en el CFMAB, le encantó el
proyecto y le propuso para una beca Emergency Fund de la Fundación
Magnum (2016), para darle continuación. Después del problema con
sus cuñados, en 2014 empezaron a generarse grupos de familias que
tenían desaparecidos y hacían búsquedas en distintos puntos del
estado.
A
raíz de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, “empieza
a pasar esto en diferentes partes de México, conozco a algunas de
estas personas y comienzo a entender que era una problemática social
mucho más fuerte, no un caso aislado dentro de mi núcleo familiar”.
El proyecto, La casa que sangra, pretende “mapear estas
geografías que han palidecido por el azote con el crimen
organizado”.
Ser uno de los nominados de Magnum Photos significa que durante dos años Martínez colaborará con la agencia de manera independiente. Después deberá presentar su portafolio de trabajo para su evaluación y posible designación como asociado.