Merry
MacMasters. El arte popular de México siempre ha ejercido un gran
atractivo para los ojos foráneos. La escritora neoyorquina Leigh Ann
Thelmadatter, con 17 años de radicar en el país, se topó con la
técnica de la cartonería sin proponérselo. Sus indagaciones al
respecto, no obstante, desembocaron en Mexican cartonería: Papel,
engrudo y fiesta (Schiffer Publishing, 2019), con prólogo
de la antropóloga Marta Turok. El libro es bilingüe
(inglés/español) con la idea de dirigirse a los hispano parlantes
en Estados Unidos.
Entrevistada,
Thelmadatter expresa que el proyecto surgió del trabajo que durante
años realizó para la enciclopedia en línea Wikipedia y su blog
Creative Hands of Mexico (Manos creativas de México), mucho
gracias a su propio interés. Recuerda que en Wikipedia no se puede
subir nada sin que haya sido publicado por una fuente fidedigna. Así
que la escritora buscó conocer a los artesanos en cuestión en un
intento de encontrar más información sobre su quehacer. Con el poco
material hallado empezó a armar lo que se convertiría en el libro.
En
2016 Thelmadatter fue invitada al Segundo Encuentro de Cartonería
efectuado en Cuernavaca, donde conoció a la mayoría de los
artesanos incluidos en el libro. Después de unos cuantos intentos
fallidos, la editorial Schiffer encontró su propuesta y se comunicó
con la autora ya que se dieron cuenta que no había nada parecido en
el mercado.
Adalberto Álvarez lijando una pieza en su taller en Chalco, Estado de México. |
---¿Qué arrojó la
investigación?
---Mi propósito fue
introducir la cartonería a un público extranjero ya que como dijo
la casa editora no existía nada en inglés y muy poco en español.
El libro más reciente sobre el tema tenía fecha de 1992 y giraba en
torno a la familia Linares. (Pedro Linares fue el creador de la
figura de los alebrijes) Mucha de la documentación también tenía
que ver con esa familia, no obstante gracias al Encuentro de
Cartonería me dí cuenta que había crecido mucho y que involucraba
personas de procedencias muy distintas.
“Los
primeros cuatro capítulos se refieren más bien a cómo la
cartonería llegó a México, su historia aquí y los objetos típicos
que se producen. Hay un capítulo dedicado a los artesanos que, para
mi, son los más relevantes en el siglo XX, luego otro enfocado a los
maestros más representativos en activo”.
"Catrinas" que representan a varias Chinas Poblanas y otras mujeres en un vestido popular mexicano por Rodolfo Villena Hernández (Foto de Héctor Crispín González García) |
Para
la entrevistada el último apartado, El futuro de la
artesanía,siglo XXI en adelante. Consideraciones económicas,
es el de mayor importancia en el sentido de que “documenta los
cambios que han sucedido en los últimos 25 años”. No había nada
escrito al respecto, entonces toda la información incluida se obtuvo
a través de las entrevistas con los artesanos.
Incluso,
elaboró un cuestionario que repartía entre los cartoneros: “Me
permitió saber cuánto ganaban, el porcentaje de mujeres que en eso
laboraban, ya que por tradición era un trabajo de hombres, ellas
sólo ayudaban y no recibían crédito. Hoy el 40 por ciento de los
cartoneros, en especial los que empiezan en ello son mujeres que
trabajan de forma independiente”.
Fabricante de fuegos artificiales de Ángela Ramírez del Prado. Todas las fotos fueron proporcionadas por Leigh Ann Thelmadatter. |
Al
principio del capítulo se señala: “Al igual que la mayoría de
otros artesanos, pocos cartoneros pueden trabajar en el oficio de
tiempo completo y tener un ingreso decente. Más del 80 por ciento de
los encuestados ganan menos de tres mil pesos al mes, con unos pocos
afortunados que ganan más de cinco mil 500. Incluso los de la
familia Linares, cuyo trabajo se vende regularmente en galerías y
museos en México y en el extranjero, viven muy modestamente en
barrios pobres. La mayoría de las generaciones más jóvenes de
talleres familiares se han cambiado hacia profesiones mejor pagadas
que ofrecen las áreas urbanas.
“Cabe
señalar que residir en áreas urbanas a menudo significa un mayor
costo de vida. Los objetos de cartonería no pueden exigir el tipo de
precios que otras artesanías sí pueden. Los productos se basan en
papel, que eventualmente se degrada, limitando el mercado de los
coleccionistas. Gran parte del mercado en México, con excepción de
los alebrijes, es todavía para festivales, con el objetivo de no
conservar la pieza permanentemente. Esto es particularmente cierto
para piezas muy grandes y monumentales”.
En
los objetos fabricados se observan nuevas influencias, además
geográficamente hablando la cartonería se ha extendido a varias
partes del país. A Thelmadatter los cambios de los últimos cinco
lustros le parecen “los más emocionantes”.
El
libro es bellamente ilustrado.