martes, 4 de febrero de 2020

Los puños de Michael Dean en el Museo Tamayo







Para realizar su instalación escultórica Tu texto aquí, integrada por cinco figuras humanas, el artista inglés Michael Dean (Newcastle, 1977), vino a México en dos ocasiones para visitar el Museo Tamayo. La primera fue en 2018 y la segunda, a mediados de 2019. Quiso experimentar su arquitectura y ver cómo las personas utilizan sus cuerpos alrededor del recinto, al meterse en problemas o estar con la pareja.

Entrevistado, Dean considera que así se procede cuando un espacio como el Museo Tamayo es tan fuerte: “Contiene un enorme espíritu de algo incorporado. No es suficiente sólo llegar y decir, mira, mis esculturas. Las obras tienen que separarse de mi y luego ocupar el espacio”.

¿Qué observó el artista nominado al Premio Turner en 2016, y al Premio Hepworth de Escultura en 2018? “Provengo de un lugar llamado Wallsend en el norte de Inglaterra en que se encuentra un fragmento de una muralla romana. Convivimos con estos restos de un momento histórico, entonces venir a México fue algo que deseaba hacer. Imagínate la noción de la civilización maya, de tocar otra historia, venir acá y sentirlo palpitar a mi alrededor. No pude haber estado más lejos de casa, sin embargo me sentía en casa”.




Sin título (2019) Foto cortesía del artista



Dean empezó a pensar qué se hace con la historia, con algo que ha estado por siempre: “Vivimos de alguna manera nuestras vidas sobre su superficie. Tenemos que animar algo que no tiene vida, con nuestras emociones y la porquería que dejamos atrás, lo marcamos con nuestras lágrimas y manos grasosas, y pasamos tiempo robándole las sombras al sol cuando éste brilla”.

En sus vueltas alrededor del museo, Dean solía encontrarse, en uno de sus costados, con media docena de parejitas muy entretenidas, situación que no ahuyentaba a paseantes de perros, o con niños, personas escondidas en los árboles, incluso alguien haciendo sus necesidades. Todos estos “contrastes locos” en un mismo espacio. El artista pensó: “Cuál es la relación entre mi lugar de origen con la obra que voy a crear aquí”.

¿Cómo tradujo esas emociones en las esculturas de la instalación? “Soy escritor, entonces trato de entregar la escritura en el espacio y para hacerlo necesito crear diferentes tipografías porque si sólo presento la escritura como tal, conlleva muchas políticas. Procuro tener alguien parado en frente de la escritura. No la tienen que leer, sino experimentar”.




Lost True Leaves (2016) Foto Kevin Todora


Las esculturas de Dean están hechas de puños pintados, fabricados en concreto. Hizo moldes de su propio puño, el de su hijo de seis años, el de la madre de su vástago, que aprieta su dedo gordo por dentro. “También pienso en los límites de mi existencia que son mi familia y mis hijos. Pienso en cómo hablar de la intimidad en un mundo que arde, sin embargo intento hablar de la poesía de la intimidad. Para lograrlo tengo que contenerlo de alguna manera. Enojo, esperanza. Los dedos cruzados hablan de pedir un deseo o de protegerse contra las mentiras. Los puños pueden luchar a favor de algo, aunque también en contra de algo”

Los puños de Dean son de diferentes colores a fin de hacer bello algo que encierra una lucha. Sus figuras están compuestas de su propia basura, nada se desperdicia. Trata de recrear una escena de calle, con latas de cola aplastadas, cintas amarillas y papeles arrugados. El artista tiene 10 años de trabajar con concreto que él mismo prepara. Los puños aparecieron en los últimos años. Las esculturas del Tamayo son las más figurativas que ha hecho.

Tu texto aquí permanecerá en exhibición, en el patio del museo, hasta el 1 de marzo de 2020.

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