domingo, 31 de marzo de 2019

La FILEY y el maya




Desde sus inicios a la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey), cuya octava edición se llevó a cabo del 16 al 24 de marzo, se procura darle un sello distintivo en lo que se refiere al pueblo y la cultura maya, expresa el antropólogo Miguel Guémez Pineda. El profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán, recuerda que el maya es una lengua viva, vigente y actual, que tiene 547 mil hablantes y ocupa segundo lugar a nivel nacional después del náhuatl.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, recabados en 2010, la población de cinco años y más hablante de lengua maya estaba en 537 mil 516. El académico señala que la península de Yucatán tiene más de 800 mil hablantes y si se suman todos los que hay en el país y los migrantes, hablamos de cerca de un millón de hablantes.

Sin embargo, “se considera una lengua amenazada en la medida que pierde hablantes en términos absolutos como relativos, que es preocupante”. En 2010 se prendieron los focos rojos porque por vez primera hubo un descenso de maya hablantes tanto términos absolutos como relativos.

El responsable del programa Voces y huellas de la Filey dijo que de los 20 libros que se presentaron en torno a la cultura maya, media docena tienen que ver con el fenómeno migratorio. En las últimas décadas ha habido una diáspora de migrantes mayas al área de San Francisco, Estados Unidos, otras zonas fronterizas, hasta Canadá.

Con el programa, “hemos roto con viejas paradigmas –una visión más folclórica, mercantilista-- que han predominado con respecto de la cultura maya, con el objeto de hacer viva la presencia de los portadores de la cultura maya”, agregó.

Si 2019 fue declarado Año Internacional de las Lenguas Indígenas, Guémez Pineda señala que hay muchas en vías de desaparición especialmente en la zona norte del país. Explica, mientras el náhuatl tiene 20 o 30 variantes, y no se entienden unos con otros, el maya yucateco es una lengua uniforme, con diferencias dialectales mínimas.

Con motivo del Año Internacional de las Lenguas Indígenas “tenemos proyectado organizar una serie de conferencias y cursos de fomento a la lectura porque hay mucha literatura escrita en lengua maya sin embargo muy poco la leen ya que hay muy pocos escritores. El maya como otras lenguas en el país son más bien orales, no obstante que hay fomentar la lecto-escritura básicamente entre niños y jóvenes”, anuncia el entrevistado.

Para Guémez Pineda el reto está con vincular la literatura maya al proceso educativo: “Las bibliotecas tienen bastante material, sin embargo pocas personas la consumen porque los mayas hablanes no son lecto-escritores de la lengua maya. Hay que formar traductores, intérpretes, y acreditarlos. Eso se puede lograr en coordinación con diferentes instituciones que tienen que ver con lo maya. Es un proceso complejo. Hablamos de la oficialización de la lengua maya a niveles educativos, no obstante quién va a enseñar a tantos niños. Hay que formar profesores, publicar materiales adecuados para su enseñanza y diseñarlas para diferentes campos y profesiones”.

Mientras que el maya sea una lengua nacional, no es “oficial”, entonces “desafortunadamente” no hay una señalética generalizada en la entidad ni la península. Sólo se ve en los museos, algunas zonas arqueológicas, y oficinas gubernamentales. Guémez Pineda hace votos para que haya una iniciativa pública en ese sentido porque “eso otorga estatus a una lengua. Cuando los hablantes ven su lengua escrita en una novela o película sienten orgullo. Falta voluntad por parte del gobierno para impulsar un proyecto de esta naturaleza. Qué pena”.

domingo, 10 de marzo de 2019

Helen Escobedo y Proyectos Monclova





El Fondo Artístico Helen Escobedo y la galería Proyectos Monclova han unido esfuerzos en favor de la difusión y promoción de la obra de la escultora y gestora cultural mexicana fallecida en 2010, a los 76 años. El esfuerzo consiste básicamente en colocar la obra de Escobedo en museos e instituciones porque es la manera en que se documentará, expondrá y publicará, expresa Sandra Cerisola, directora del fondo artístico y de ventas de la galería.



Para la curadora no se trata de vender arte a cualquiera, sino colocar la obra en diferentes colecciones privadas o públicas, con miras a que se sepa donde está y esté accesible para préstamos institucionales y documentación. Un cuerpo relevante de la obra, de hecho, sólo es para compra de museos.




Aunque algunas piezas están disponibles para el público en general, “cuidamos muchísimo que el comprador realmente sea coleccionista. Qué no se vaya al mercado secundario, que esté disponible para préstamo en caso de que alguna institución la requiera”. Por ejemplo, una de las dos maquetas de la escultura Coatl fue adquirida por el excurador del Museo de Arte Moderno en Nueva York, Luis Pérez Oramas, para la insipiente colección Hochschild de arte Latinoamericano en Perú. La otra maqueta sólo se vende para museos.





Tampoco les interesan las subastas. “Gran parte de las obras de Helen que salían en subasta las compraba su hermano Miguel (abogado fallecido el 12 de octubre de 2018). Helen siempre quiso que su trabajo se moviera fuera de las galerías, aunque en el principio de su carrera exhibía con la Galería de Arte Mexicano, y luego con las hermanas Pecanins”.





Proyectos Monclova hizo una labor muy grande de mandar información sobre Escobedo a los museos del mundo. Ha habido una respuesta positiva por parte de curadores y directores que constantemente piden más información, apunta la entrevistada.






El Fondo Artístico Helen Escobedo está integrada por los hijos de la artista, Michael y Andrea, y Cerisola, quien empezó a trabajar con ellos hace tres años y con la galería hace dos. La obra estaba principalmente en una bodega en San Miguel de Allende. “Después de la exposición Escala Humana en el Museo de Arte Moderno, y con el fallecimiento de su madre, la guardaron en una bodega. Conocí a Mike por medio de un amigo en común y me dijo, ocúpate del trabajo de Helen –Cerisola había escrito su tesis de maestría sobre la escultora-- “. Así fue como se tomó la “gran” responsabilidad de hacer lo que pudiera para que “Helen tenga el lugar que le corresponde en la historia del arte”, porque “no ha sido valorada lo suficiente”.






El fondo artístico consta de alrededor de 900 piezas, entre maquetas, esculturas, pinturas (sólo hay tres) y dibujos. Parte de su archivo se donó al Museo Universitario Arte Contemporáneo, cuyo Centro de Documentación Arkheia realizó una exposición con ello en 2017.






En fechas recientes Proyectos Monclova presentó Helen Escobedo: El potencial de la escultura, exposición de 61 piezas, de 1968 a 1983, todas provenientes del fondo. La galería hizo un largo trabajo de restauración, por ejemplo, “en el caso de los papeles, todo se planchó, se limpió, había cosas que tenían humedades, estaban manchadas y con hongos. Se trabajó con el maestro Delfín, restaurador en papel, y Ana Lizette Mata Delgado, restauradora que conoció y trabajó con Helen”.





Obras como la escultura Eclipse (de la serie Muros dinámicos, 1968) y las tres pinturas estaban en mal estado, algunas con rayones. “Siempre se respetó la pincelada de Helen y todo lo que se pudo mantener original, que no eran faltantes. Ana limpió, fijó correctamente y solo se tocó muy puntualmente en las partes que hacía falta aunque todos los elementos originales se conservaron”.




La obra incluida en la exposición se vinculaba con la arquitectura: “Siento que Helen utilizaba el diseño y la arquitectura como una estrategia para incorporar el arte a la vida cotidiana, para que las personas lo vivieran y experimentaran de manera cotidiana”, precisa Cerisola.

Helen Escobedo: El potencial de la escultura permaneció hasta el 9 de marzo en Proyectos Monclova, Colima 55, colonia Roma.