Con
una década de existencia, la Bienal Iberoamericano de Diseño (BID)
se presentó en México por vez primera en el Museo Franz Mayer
(MFM), que de esta manera formó parte de las actividades del
proyecto CDMX: Capital mundial del diseño 2018.
La
muestra Bienal Iberoamericana de Diseño 2016, referente
a su quinta edición, comprende una selección de la
obra presentada en la Central de Diseño de Matadero Madrid, su sede
en la capital española. De cerca de 470 proyectos enviados, fueron
elegidos 205, representativos de 23 países, ya que el espacio del
MFM era reducido. Un total de 36 trabajos son de diseñadores
mexicanos, entre ellos, Héctor Esrawe, Ignacio Cadena, Emiliano
Godoy, Manuel Alcalá López, Carmen Ortega Casanovas, María Romero
y José Antonio Lugo.
Está
dividida en ocho categorías: Diseño de producto/Industrial,
Interiorismo/Espacios, Gráfico, Textil, Moda y complementos,
Digital, Diseño de servicios y proyectos Transversales/integrales
(se cruzan con el arte, lo social, lo antropológico, incluso, lo
político). La BID 16 tiene como ejes temáticos: la innovación, el
desarrollo, la experimentación, la inclusión social, el
emprendimiento, la sostenibilidad, la investigación tecnológica, la
inclusión social, la cooperación y la participación ciudadana.
Oscar
Salinas, del comité asesor de representantes de la BID en México,
expresó en rueda de prensa que por vez primera se podrá ver “la
enorme versatilidad que tiene el diseño de nuestro tiempo en esta
gran región de cerca de 600 millones de habitantes: Iberoamérica,
que ha tenido un gran desarrollo en este medio. El gran movimiento
del diseño a nivel mundial se ve claramente en la Bienal”.
Para
Félix Beltrán, también del comité asesor, la muestra tiene dos
objetivos: “Evidenciar el nivel de Iberoamérica y sus aportes, a
la vez que percatarnos de las deficiencias que tiene el diseño en
nuestros países”. Según el diseñador de origen cubano, a pesar
de que la Bienal ha crecido, “debemos aspirar a más” en el
sentido de “inclinarse más hacia los problemas más apremiantes a
los que todavía no se enfrentan lo suficiente, incluido México,
como son las adicciones, el racismo, la pobreza, las innumerables
enfermedades, que se pueden resolver si se tienen en cuenta a
tiempo”.
Hizo
votos para que el diseño haga que el mundo sea, no más atractivo,
sino más funcional. “Desde hace tiempo cuestiono que los que
producen diseño lo hacen para satisfacerles a sus clientes o sus
propias necesidades. El diseño no debía de alentar necesidades que
no son prioritarias” porque “al público se le manipula”. La
clave de todo esto está en la educación que, a su vez, tiene que
asumir que hacer diseño es más fácil que nunca antes en la
historia, sin embargo concebirlo es un reto cada día más severo,
más fuerte, más insoluble, porque la competencia y la consciencia
de que el diseño no se debería prescindir de él es cada día más
creciente”.
Oscar
Salinas acotó que hoy hay diseñadores que no sólo trabajan para un
cliente o una empresa en específico, o alguien que produce, sino lo
hacen directamente con comunidades que requieren de su servicio. Los
propios diseñadores han decidido también tomar diferentes caminos.
La
exposición permaneció hasta el 1 de julio en el Museo Franz Mayer.
Posteriormente se trasladará a Guadalajara, San Luis Potosí, Puebla
y Acapulco.
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