La
generación 2016-2018, integrada por ocho becarios, del programa
educativo internacional SOMA presenta Ahora en común. Más
opacidad, exposición de fin de curso en el Museo Universitario
de Ciencia y Arte (MUCA), sede Roma. El proyecto se inserta en el
Programa Conmemorativo M68 de la Universidad Nacional Autónoma de
México.
La
performer Galia Eibenschutz, una de los seis tutores, explica que el
programa dura dos años, se estructura por trimestre, periodo en que
los becarios se entrevistan con artistas de otras generaciones,
curadores, especialistas en otros medios, incluido el científico, en
otras disciplinas –videoastas, artistas sonoros-- , a partir de las
que construyen su discurso, a la vez que aprenden a balancear y
equilibrar todo lo que se les dice, critica para definir su camino.
Entonces, hay “una crisis constante”.
El
perfil de cada generación va de acuerdo con sus intereses: “Empieza
siempre muy azaroso, depende de los que se inscriben. Se hace una
selección basada más en su trabajo, no que coincidan los temas”.
Sobre a la presente generación, Eibenschutz destaca una parte “más
política”, en especial respecto a los mexicanos, mientras que hay
otra parte más formal. Es “una generación muy variada,
confrontativa, unos con otros. No tienen el mismo desarrollo, tienen
diferentes niveles dentro de su trabajo profesional. Ha sido arduo,
un proceso difícil de integración. Siempre hay un porcentaje de
extranjeros”.
La
entrevistada señala que en el segundo año se les da un pequeño
estudio. Indica que SOMA no proporciona una educación con “nivel
papel”, aunque es a grado de maestría. No está registrado en la
Secretaría de Educación Pública o la Universidad Nacional Autónoma
de México, sino es independiente. La idea es elástica y cambiante
según la generación de artistas que llega.
En
cuanto a la exposición Ahora en común… , la vertiente
general es “mucho más conceptual”, aunque muchos tienen una
investigación muy formal, escultórica como la venezolana Andrea
Nones y la francesa Victoire Barbot, mientras que el palmesano Joan
Bennassar combina los dos. Los becarios tienen entre 25 y 35 años en
promedio. Ya tienen claro por donde va su investigación.
Para
Cecilia Delgado Masse, directora de MUCA-Roma, la idea de trabajar en
conjunto era generar un proyecto en común. Es decir, “desarrollar
un argumento en esa interlocución de prácticas que fuera una
especie de argumento entre los becarios en el museo. Empezamos a
trabajar con ellos desde noviembre del año pasado con el fin de
empezar a construir el diálogo”.
La
intervención en muro es una característica de la muestra, también
el que hay mucha instalación: video, audio, etcétera. Se imponen,
de hecho, los “intergéneros”. La obra del venezolano Jacobo
Zambrano tiene pintura, aunque también fotografía. La oaxaqueña
Berenice Olmedo trabajó en torno a la poleana, un juego surgido en
las cárceles que pervive a nivel de las calles. En las piezas de
Sofía Abraham, Paloma Contreras y Bruno Ruiz, todos mexicanos, hay
un aspecto más político.
La
exhibición Ahora en común. Más opacidad permaneció hasta
el 29 de julio en MUCA-Roma, Tonalá 51.