Al
igual que “todo el mundo” Ben Sack (Laguna Niguel, California,
1989) empezó a
dibujar
“muyjoven”, sin embargo contrario a otros nunca paró. Siempre
disfrutó de la
exactitud
y la momentaneidad de la pluma en contraste con la pintura que puede
ser
“muy
indulgente”: “aplicar capas y construir”. Aunque
ama también la pintura, se
enganchó a la inmediatez de la tinta.
Ad
infinitum, título bajo el que Sack exhibe en la Galería Ethra,
resume los alcances
dibujísticos
de sus elaboradas obras que, en efecto, parecen no tener fin. Ante
los ojos
del
espectador desenvuelven continentes, ciudades, monumentos y edificios
emblemáticos.
Respecto de sus gustos arquitectónicos, expresa: “Crecí en un
área en las
afueras
de Washington D.C., donde había mucha construcción. El sólo hecho
de ver la
edificación
de tantas casas, visitarlas, mirar los anteproyectos, copiarlos,
hacer los
míos
propios, tuvo su propia evolución. Dibujaba primero casas, un par de
edificios, más
edificios,
luego, las ciudades parecían la cosa más natural de abordar”.
Continúa:
“En cuanto a las ciudades y edificios es algo con que siempre he
disfrutado
trabajar
y estudiar. La arquitectura se vincula con la historia y ésta con la
civilización.
Así
que las ciudades siempre han representado para mi una puerta hacia
muchos otros
campos
de estudio. Tengo una formación musical --estudió trompeta-- ,
entonces las
ciudades
tienen su propio ritmo y tempo. Hay unuente entre la música y la
estructura
urbana.
Muchas ciudades evolucionan de acuerdo a geometrías elementales:
espirales y
círculos,
formas que se pueden escalar a niveles más altos de la actividad
humana. Tal
vez
empiezas con un edificio y acabas con un universo de una estructura
mayor”.
Uno
no se imagina a Sack haciendo un bosquejo previo de sus dibujos: “De
haber algún
tipo
de esbozo se realiza a lápiz, sólo unas cuantas guías, nada
demasiado elaborado. En
algunos
de los dibujos dejo un poco de lápiz”.
--¿Cómo procede?
--Muchas de las ciudades son
imaginarias, salen de mi mente. Tratan diferentes ideas
que
me intrigan. Muchas están inspiradas en ciudades reales, que es algo
con que el
espectador
puede relacionarse. Quizá éste se enfrenta a algo abrumador, sin
embargo
luego
empiezan a fijarse en detalles y reconocen formas que hacen eco a
edificios que
les
son familiares. Por ejemplo, amo la arquitectura renacentista,
Brunelleschi, Paladio y
también
las obras de Piranesi…
–...trató muchos temas
arquitectónicos.
--Él y Canaleto en Venecia
fueron inspirados por el gran tour. En Europa durante el
siglo
XVIII más personas empezaron a viajar con el objeto de conocer la
historia y las
civilizaciones
pasadas. Piranesi se involucró con el espíritu de la época. Al
igual que un
músico
de jazz fue capaz de improvisar sobre una idea. En lo personal
siempre me ha
gustado
el tipo de libertad que se permitió que a veces es difícil: romper
algunas reglas y
crear
un híbrido.
Amante
de la historia de la música y la evolución de los compositores
clásicos, Sack
señala
que la música temprana reflejaba la arquitectura de su momento. Si
parecen haber
paredes
entre todas las diferentes áreas de estudio, para el entrevistado la
arquitectura
viene
a ser una buena manera de derrumbar esos muros y sincronizar muchas
diferentes
maneras.
En
sus dibujos aparecen muchos mapas. “Lo bueno de los mapas es que
abstraen al
mundo.
Cada cultura ha creado su propio tipo de mapa, sin embargo lo que
todos
comparten
es que le proporcionan al espectador su posición en el mundo. Pueden
ver
dónde
han estado, a dónde se dirigen, en dónde están ahora y eso es
poderoso”.
De
M.C. Escher opina: “Hay muchos caminos que se conducen a muchos
lugares. En
estos
mapas uno de los elementos básicos que se maneja es la perspectiva y
Escher era
un
maestro en su manipulación. Con
la perspectiva uno puede tomar diferentes caminos.
Escher es alguien
con quien me encontré
en mi propio desarrollo y evolución. En la
exposición hay una obra
hecha en su honor”.
La
Galería Ethra se ubica en Londres 54, colonia Juárez. La exposición
permanecerá
hasta
el 24 de enero de 2018.