domingo, 20 de agosto de 2017

El Mar Bermejo de Francisco Larios



Las nuevas prácticas comerciales han traído el deterioro de comunidades enteras que se dedicaban exclusivamente a la agricultura, la minería, lo textil o, en el caso de Guaymas, Sonora, a la pesca. Esa actividad ha experimentado una caída abrupta que ha traído como consecuencia una diáspora, un desmembramiento del tejido social y una pérdida de los espacios en los que surge esta historia impregnada de todo a su alrededor, expresa el artista visual Francisco Larios (Guaymas, 1960).









Mar Bermejo, como originalmente se conoció el Golfo de California por sus característicos atardeceres color bermellón, es el nombre de la exposición que Larios presentó en la Galería Hilario Galguera. Son los avances de su proyecto final como becario del Sistema Nacional de Creadores. Recuperar la memoria que se pierde mediante el ejercicio creativo es lo que pretende el expositor, para lo que ha empleado la pintura, escultura, fotografía, video y marquesinas intervenidas. Es un proyecto que no piensa dejar aun concluida la beca. 








 

Radicado desde hace 30 años en Monterrey, Larios ha viajado a Guaymas, donde aun tiene familia, para documentar su proyecto. El video del mar encrespado en condiciones de tormenta, es “una metáfora de las condiciones que se vive la sociedad en general en todo el mundo –México no es la excepción-- y en Guaymas en particular, al borde de la zozobra. Estamos inmersos en tiempos muy difíciles. Los que tienen la capacidad de tomar decisiones parecen ver otro mundo”.










Entrevistado, Larios explica que la bahía de su ciudad natal es muy particular, “de hecho es una de las mejores del mundo porque está protegida por montañas y tiene solo una pequeña entrada. Como es circular la actividad estaba perfectamente delineada. Desde cualquier punto era posible ver la actividad que se realizaba, ya fuera embarcaderos llenos, el bullicio de los pescadores, barcos zarpando, atracando, las congeladoras donde se descarga el producto y empacadoras de pescado”.








 
Pero, no solo lo laboral sino también lo social. Alrededor de la bahía había centros vacacionales, hoteles, sociedades mutualistas y de convivencia, salones sociales y de baile, que desaparecieron. De joven Larios trabajó en un astillero: “En ese momento uno no tiene idea lo significativo que puede ser construir un barco, sin embargo es terrible cuando ese astillero sirve para despedazar los barcos y venderlos como chatarra. Peor aun, los mismos astilleros ya no existen o están abandonados”.



Mar Bermejo estaba construida a partir de la anécdota y experiencia personal porque tanto el padre de Larios como sus tíos, y los papás de sus amigos de la infancia, fueron pescadores. El color bermellón predomina en gran parte del cuerpo de obra de la muestra. Luego, piezas en tintes plateados hacen alusión a la luna, cuerpo celeste que dicta las mareas y el comportamiento del agua, elementos definitorios en la pesca nocturna.



El artista apunta que no es una exposición de protesta ni de alerta porque la situación “ya nos rebasó” aunque cree que todavía es posible salvar algo: “Mirarnos y tratar de componer y construir algo siempre y cuando podamos establecer un tejido, hacer unión con todo lo que nos conecta, pues con la tierra, caray”.





domingo, 13 de agosto de 2017

Gusta en Dallas el arte mexicano




La muestra México 1900-1950: Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco y las vanguardias durante su estancia en el Museo de Arte de Dallas, desde el 8 de marzo hasta el 16 de julio, recibió 128 mil visitantes, lo que lo convirtió en la segunda exposición más taquillera en la ciudad tejana en 10 años.



En su primer mes de exhibición había recibido 40 mil personas, una cifra nada despreciable, expresó en su momento el director del recinto, el mexicano Agustín Arteaga, quien está por cumplir un año en el cargo. El extitular del Museo Nacional de Arte, instancia organizadora, señaló que hace año y medio una exposición de obra de Jackson Pollock atrajo 69 mil visitantes en tres meses. 





 

¿A qué se debe su éxito? Más allá del hecho que el nombre de México ha estado en la marquesina políticamente en Estados Unidos, Arteaga aseguró que lo mismo pasó en París, primera sede de la muestra: “Cuando la hicimos para el Gran Palais las expectativas eran mucho menores y fueron rebasadas en más de un 100 por ciento de lo que se esperaba del público”.
Para el arquitecto e historiador del arte “a lo mejor en México no nos damos cuenta hasta qué grado la cultura mexicana tiene trascendencia en el escenario mundial. Me consultan colegas -directores y curadores de museos-- que con regularidad viajan a México o llevan miembros de sus consejos directivos para que descubran lo es su cultura. Curiosamente no ha habido en ningún momento una asociación política con la exposición. Más bien hay todo un espíritu de fiesta”.








Vía telefónica Arteaga recordó que “estamos a casi 100 años del inicio de la modernidad en México y, al tomar una distancia histórica, esto nos da una perspectiva diferente y una oportunidad de ver las cosas con nuevos ojos”. Apunta que en el arte “existen ciclos y hay movimientos pendulares. Justamente una de las cosas que ocurre con el arte mexicano de los años 50, al término de la Segunda Guerra Mundial, es que hay una entronización, podemos decir, del expresionismo abstracto y un cambio respecto a los centros de la cultura. París y Berlín dan paso a Nueva York, entonces la figuración y el arte que tiene algún discurso o es narrativo de alguna manera, cae completamente en desuso”.








Según Arteaga actualmente hay una intención de “revisitar las calidades estéticas y de distanciarse de lo que podía haber sido una percepción de que el arte realista, como el mexicano, era uno que tenía un discurso demagógico o que había una intención –como los estadunidenses decían-- de hacer una propaganda asociada con el realismo socialista”. Entonces, ahora el público está en el proceso de descubrir a los grandes artistas y las obras de arte como tales, independientemente de estar marcadas por este tamiz político que tuvieron en algún momento.









Al guión museográfico original de la muestra el Museo de Arte de Dallas agregó piezas de su acervo, ya que el recinto colecciona obra mexicana desde 1933. Las más de mil 300 piezas que la integran van desde el arte prehispánico hasta lo contemporáneo con obras de Gabriel Orozco y Abraham Cruzvillegas, entre otros. De acuerdo con Arteaga las obras pertenecientes al museo deben ser puntos de partidas para las exposiciones. 

 

Desde su arribo a la dirección Arteaga se comprometió a avanzar en hacer el museo bilingüe, ya que el 42 por ciento de la población de Dallas es latina de origen mexicano. México 1900-1950 es la tercera exposición que es “todo bilingüe”. Por primera vez se ha publicado un catálogo en dos ediciones diferentes, inglés y español. De 360 páginas, se hicieron tres mil ejemplares y actualmente el catálogo está en reimpresión.