Las
nuevas prácticas comerciales han traído el deterioro de comunidades
enteras que se dedicaban exclusivamente a la agricultura, la minería,
lo textil o, en el caso de Guaymas, Sonora, a la pesca. Esa actividad
ha experimentado una caída abrupta que ha traído como consecuencia
una diáspora, un desmembramiento del tejido social y una pérdida de
los espacios en los que surge esta historia impregnada de todo a su
alrededor, expresa el artista visual Francisco Larios (Guaymas,
1960).
Mar
Bermejo, como originalmente se conoció el Golfo de California
por sus característicos atardeceres color bermellón, es el nombre
de la exposición que Larios presentó en la Galería Hilario
Galguera. Son los avances de su proyecto final como becario del
Sistema Nacional de Creadores. Recuperar la memoria que se pierde
mediante el ejercicio creativo es lo que pretende el expositor, para
lo que ha empleado la pintura, escultura, fotografía, video y marquesinas intervenidas. Es
un proyecto que no piensa dejar aun concluida la beca.
Radicado
desde hace 30 años en Monterrey, Larios ha viajado a Guaymas, donde
aun tiene familia, para documentar su proyecto. El video del mar
encrespado en condiciones de tormenta, es “una metáfora de las
condiciones que se vive la sociedad en general en todo el mundo
–México no es la excepción-- y en Guaymas en particular, al borde
de la zozobra. Estamos inmersos en tiempos muy difíciles. Los que
tienen la capacidad de tomar decisiones parecen ver otro mundo”.
Entrevistado,
Larios explica que la bahía de su ciudad natal es muy particular,
“de hecho es una de las mejores del mundo porque está protegida
por montañas y tiene solo una pequeña entrada. Como es circular la
actividad estaba perfectamente delineada. Desde cualquier punto era
posible ver la actividad que se realizaba, ya fuera embarcaderos
llenos, el bullicio de los pescadores, barcos zarpando, atracando,
las congeladoras donde se descarga el producto y empacadoras de
pescado”.
Pero,
no solo lo laboral sino también lo social. Alrededor de la bahía
había centros vacacionales, hoteles, sociedades mutualistas y de
convivencia, salones sociales y de baile, que desaparecieron. De
joven Larios trabajó en un astillero: “En ese momento uno no tiene
idea lo significativo que puede ser construir un barco, sin embargo
es terrible cuando ese astillero sirve para despedazar los barcos y
venderlos como chatarra. Peor aun, los mismos astilleros ya no
existen o están abandonados”.
Mar
Bermejo estaba construida a partir de la anécdota y experiencia
personal porque tanto el padre de Larios como sus tíos, y los papás
de sus amigos de la infancia, fueron pescadores. El color bermellón
predomina en gran parte del cuerpo de obra de la muestra. Luego,
piezas en tintes plateados hacen alusión a la luna, cuerpo celeste
que dicta las mareas y el comportamiento del agua, elementos
definitorios en la pesca nocturna.
El
artista apunta que no es una exposición de protesta ni de alerta
porque la situación “ya nos rebasó” aunque cree que todavía es
posible salvar algo: “Mirarnos y tratar de componer y construir
algo siempre y cuando podamos establecer un tejido, hacer unión con
todo lo que nos conecta, pues con la tierra, caray”.