jueves, 15 de septiembre de 2016

Jorge Alberto Manrique en sus 80 años

El historiador, investigador, docente, académico, escritor, crítico de arte, fundador y director de museos, Jorge Alberto Manrique, fue objeto de un emotivo homenaje con motivo de sus 80 años, cumplidos el pasado 17 de julio de 2016. El tributo fue organizado por el Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al que Manrique pertenece desde 1968, y dirigió de 1974 a 1980. Fue en colaboración con el Museo Nacional de Arte, del que el homenajeado fue director fundador en 1982-1983, y el Museo de Arte Moderno, que dirigió de 1987 a 1988.

El acto inaugural fue el 6 de septiembre en el salón El Generalito del Antiguo Colegio de San Ildefonso, antigua sede del plantel número 1 de la Escuela Nacional Preparatoria. Manrique, ataviado con su clásica corbata de moño, expresó en su intervención: “Soy producto de la escuela pública en todos sus niveles, desde la primaria Mártires de la Libertad en Azcapotzalco y la secundaria #4 Moisés Sáenz en San Cosme, hasta la preparatoria aquí en San Ildefonso y la universidad en la UNAM”.

Continuó: “Siempre convivimos hijos de ricos y políticos, estudiantes de clase media y de familias modestas, o sea, realmente fue una educación democrática”. Acotó: “Mi primer recuerdo del Generalito fue cuando, entre la sillería esculpida, el púlpito y los cuadros del siglo XVIII, los murales de Orozco y las otras maravillas de este gran salón, nos bajaron los calzones para hacernos el examen médico”.

En esa época Manrique se hizo “adicto” a los museos, los murales en edificios públicos y las iglesias: “Me gustaba la biblioteca de Antropología, en las calle de Moneda, iba como 'oyente' a Mascarones y a conferencias y conciertos en El Colegio Nacional, así como al cine. En la preparatoria crecimos, adquirimos nuevos hábitos y vicios: nuestra vida empezaba de verdad”.

A lo largo de los dos días que duró el homenaje una larga lista de investigadores, tanto de las artes como de la historia, funcionarios culturales y artistas, abarcaron las múltiples facetas de la personalidad, el quehacer profesional y los vaivenes de Manrique. Afloraron las anécdotas, algunas muy chuscas.

Magdalena Zavala, coordinadora nacional de Artes Visuales del Instituto Nacional de Bellas Artes, se refirió a la salida del crítico de arte del Museo de Arte Moderno por defender la libertad de expresión y artística, como “una dolorosa historia para la institución”. El 23 de enero de 1988 el grupo Pro Vida logró que se desmantelara una instalación de Rolando de la Rosa que consideraban ofensiva.

Renato González Mello, director del IIE, también se refirió al “infausto incidente”: “Quizá hemos visto con algo de gusto los abismos de ridiculez en los que se han arrojado quienes organizaron y cometieron esa acción atroz de intolerancia”.

Sylvia Navarrete, directora del Museo de Arte Moderno, preguntó por qué Manrique ha dejado tal huella en los museos si sólo estuvo tres años. En el recinto bajo su cargo “marcó una línea”, aseguró.

De acuerdo con Gloria Villegas, directora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, se considera que Manrique inauguró una manera distinta de escribir la historia del arte. Elisa Vargaslugo, investigadora emérita del IIE, recordó la gestión de Manrique frente al Instituto, ya que abrió las puertas a la juventud, a la vez que tomaron nuevos aires los estudios de la música y la danza.

Las primeras tres mesas del homenaje se efectuaron en el Museo Nacional de Arte. Allí, Renato González Mello dijo que con los 80 años del investigador “celebramos la plenitud de una vida intelectual que se apoya en una vastísima erudición”.

Alberto Dallal, investigador especializado en danza, aseguró: “El que tuvo la culpa que no fuera teporocho fue Jorge Alberto Manrique”, a quien conoce desde la secundaria. Expresó su admiración por la forma en que el historiador puede manejar varios planos de la realidad: “De él aprendí que la crítica sin historia no puede existir. Es decir, no se puede hacer tampoco historia del arte si no seguimos a los críticos especializados, buenos o malos, porque ellos ponen en la realidad una obra de arte que de otra manera no estaría”. “Sin historia no hay historia del arte”, reiteró.

El segundo y último día del homenaje, ya instalados en el Museo de Arte Moderno, el arquitecto Xavier Cortés Rocha, quien más que nada ha coincidido con Manrique en la defensa del patrimonio, recordó que su colega “inventó” los coloquios internacionales de historia del arte que van en su edición 40.

La investigadora y crítica de arte Teresa del Conde se refirió a Manrique como “un hombre manierista” y explicó que para él todo lo que no es arte renacentista en Italia es manierismo”.

Para el pintor y escultor Manuel Felguérez, de la generación de la llamada Ruptura, el homenajeado es un crítico que “nos ayudó por medio de sus ensayos”. Para el artista, continuó, “es importante la crítica porque es nuestra manera de hablarle a la sociedad”. Sin embargo, “últimamente los críticos han desaparecido”. Cuando Manrique empezó en la crítica, ésta estaba de lado de la Escuela Mexicana. Como generación “nos refugiamos más bien en los escritores. Pero cuando Manrique aparece por fin teníamos a un académico”.

El homenajeado estuvo muy pendiente de las palabras de todos los participantes como Eloy Tarcisio, Gabriel Macotela, Miriam Kaiser, Francisco Castro Leñero, Raúl Herrera, Fernando Macotela, Héctor Ortega, Federico Ibarra, Alberto González Pozo y Gloria Hernández.

Concluido el tributo don Jorge Alberto se trasladó al jardín del Museo de Arte Moderno para el coctel, ahora apoyado con una silla de ruedas. Como dijo Teresa del Conde: “A Manrique le gusta ser festejado”.





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