lunes, 19 de junio de 2023

Roberto Rébora y las lecciones de Vlady

“Soy exclusivamente un reflejo de una ansiedad presente, colectiva, llena de distracción y en algún lugar perdida ante la inmensidad del conocimiento de las redes (sociales). Mi pincelada, pues, reacciona a esa inseguridad. Mi manera de hacer la forma responde a esa incapacidad de aprender las cosas en su solidez porque siento que están en vías de dilución”, expresa el pintor jalisciense Roberto Rébora (Guadalajara,1963), quien trabaja desde hace más de dos años en Francia desarrollando la serie Flujo mundo.
Viajó a México para participar en una mesa redonda con motivo de Vlady, revolución y disidencia, en el Colegio de San Ildefonso, exposición para la que realizó un cuadro ex profeso, ya que fue cercano al pintor de origen ruso Vladimir Kibálchich Rusakov (1920-2005). También inauguró la muestra Los Rébora, con sus hermanos la pintora Ana Luisa, Ballo, escultor, y Cecilia, ilustradora de libros infantiles, en el Museo Raúl Anguiano, en Guadalajara.
Sobre su relación con Vlady, Rébora cuenta que a los 20 años viajó a Italia atraído por la pintura al fresco. En su calidad de jalisciense el entrevistado reconoce haber tenido “un padre tirano como José Clemente Orozco”, debido a su influencia “total”. “Es prácticamente el padre de la narrativa figurativa en el continente entero”, asegura. De allí su interés en estudiar los frescos prerenacentistas y del Renacimiento, principalmente en Roma y Florencia.
Después de una estancia de dos años y medio Rébora hizo un primer regreso a México, momento en que visitó la exposición Confrontación 86, en el Museo del Palacio de Bellas Artes, donde vio dos cuadros de Vlady que “retumbaron en mi interior porque vi el pasado vuelto modernidad. Fue tanto el vigor y la impresión del uso de materiales semejantes a los de Tintoretto que acababa de ver, que dije, ‘esto es posible, esto se hace hoy’”.
Rébora buscó a Vlady, quien se convirtió en su maestro, sin ser su discípulo “en el sentido estricto, porque soy autodidacta”. No obstante, “mi relación con él fue permanente. Sus enseñanzas técnicas han sido determinantes y definitivas. Me enseñó a ver y comprender el sentido de la materia, esto es, la piel de la pintura”.
A finales de 1986, el entrevistado recibió de Vlady, por correo ordinario, la receta manuscrita para preparar temple. Meses antes Rébora había pasado tres días en su taller de Cuernavaca para asistirlo como ayudante y aprendiz del procedimiento que nombraba veneciano. Me tomó un par de años lograr cierta manipulación del medio a partir de aquellas enseñanzas, experimentar la profundidad en el plano pictórico por transparencia alternando capas temple-óleo sobre el blanco de plomo”.
Rébora fue invitado en 2020 por parte de un grupo de coleccionistas franceses a desarrollar un proyecto en Tours: “Continúo el desarrollo del flujo mundo que vivimos, es decir, en el que me he interesado especialmente en la representación de las fuerzas eléctricas que son portadoras de la comunicación, en las imágenes en las cuales entreveo la presencia humana. Esto, con un procedimiento que al final de los años logré reducir a mi propio temperamento que tiene como origen el conocimientos que recibí de Vlady”.
Ahora en junio el artista expone obra reciente en una galería privada de Tours. “Voy a mostrar una camada –término que prefiere en vez de serie-- de cuadros en los que he intensificado el estudio de la fragmentación de la percepción que vivimos, y cómo mi pintura reacciona a la fugacidad de la imagen. Es decir, esa estática estética actual no pertenece evidentemente a nuestro tiempo histórico. ¿Por qué? Por la distracción, por la velocidad de la información, por la riqueza indiscriminada de contenidos sin jerarquías, por el continuo bombardeo que tenemos de información que nos condiciona. Todo esto hace que la imagen pintada reciba una distorsión, un flujo.
“Una de las series que he seguido trabajando se llama Flujo mundo, porque es el fluir de aspectos de nuestra vida que no terminan por tener la atención debida, por la velocidad del tiempo”.