miércoles, 29 de septiembre de 2021
Alê Souto en Casa Lamm
Los códices mexicas y los exvotos son la base de Neocódices. Narrativas para nuevas historias y otras no tanto, exposición de 15 cuadros, técnicas mixtas sobre diferentes soportes, que el artista brasileño Alê Souto (Río de Janeiro, 1973) presentó en el Centro de Cultura Casa Lamm.
A lo largo de los 11 años que tiene de radicar en México se trata de dos prácticas que le han fascinado: “Imprimir en la superficie lo que llaman Res Gestae Cartográfico, una práctica pictórica que se utiliza en los códices. De igual manera trato de hacer una relectura de los exvotos, al apropiarme de su estilo narrativo en la superficie pictórica, donde la crónica visual inspira un texto".
El trabajo de Souto parte de las narrativas que suceden en el ambiente urbano, acelerado, en constante cambio, de las grandes ciudades. En Neocódices, sin embargo, volteó su mirada hacia historias “más íntimas, cosas que pasan, aunque las personas no se dan cuentan”.
En Brasil el entrevistado estudió en la Universidad Estatal de Río de Janeiro y la Escuela de Artes Visuales de Parque Lagesil, en la misma ciudad: “Tengo como trasfondo la escuela del neoconcretismo, muy fuerte en Río, que consiste en la traducción de los tópicos del supremacismo ruso que involucran el cuerpo y la geometría”.
Después de siete años de producción, Souto solicitó realizar una residencia, en 2009, en el Taller de Gráfica Actual de La Curtiduría, en Oaxaca, y fue seleccionado. Luego, fue invitado por otros dos espacios en México. En sus días universitarios había tomado un diplomado en cultura prehispánica del país. Al llegar aquí empezó a visitar los sitios históricos. Con el tiempo creció su interés por estar en México y conocerlo mejor.
Cuando el pintor llegó a vivir aquí en 2013 le impactó el tamaño de la Ciudad de México. “En Río la vida cultural se da a la orilla del mar, sin embargo en la Ciudad de México no hay este tipo de límite, todo es valle”. Necesitó de tres años para entender la metrópolis que exploró en gran parte al viajar en el Metro. “Me gusta mucho la práctica de los situacionistas de andar sin destino y encontrar elementos de sorpresa. En la ciudad me gustar salir, deambular y ver qué pasa, sin ningún plan previo”.
Pasado tres años Souto sintió listo para montar su primera exposición individual en México; Expediciones o la deriva como dibujo de la emotividad se realizó en 2019 en Casa Lamm. Neocódices va un paso más allá y muestra más conocimiento, por ejemplo, de las periferias y el Estado de México. “Hay muchas narrativas que suceden en Cuautitlán y Naucalpan, lugares que el público considera fuera del perímetro de la Ciudad de México. En Cuautitlán están las fábricas, por ejemplo”.
Algo que le llama la atención aquí es el gusto de las personas por los objetos en mercados, como La Lagunilla, incluso, los que no sirven. “No sé si es por acumulación”, apunta. La técnica empleada en Neocódices tiene que ver con la observación de esta práctica. “Traté de encontrar elementos como encontrados en la calle o comprados en los tianguis de la basura como el de Iztapalapa. Fui allí algunas veces para buscar materiales, aunque otras cosas las tenía en casa, guardadas en bolsas con la idea de ocuparlas en algún momento. Esos elementos me fueron dando los objetos simbólicos con los que hablo, por ejemplo, en una obra como El muro. Primero hago la pintura y después agrego los objetos”.
Souto también utiliza el texto en sus pinturas por “creer que agrega a la narrativa visual un elemento más. Soy fan del estilo crónica, y siempre me ha interesado trabajar con la escritura en mis piezas para agregar más información. En series anteriores he usado palabras de impacto o pequeñas frases, pero en ésta asumí de una vez el uso del texto en este estilo literario que soy un gran admirador”.
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