Merry
MacMasters. El cumpleaños 80 del pintor Arnaldo Coen (10 de junio
de1940) fue celebrado con un conversatorio virtual realizado en la
plataforma de Facebook del Museo de Arte Moderno. En ello
participaron amigos de muchos años como el compositor Mario Lavista,
el cineasta Nicolás Echevarría, el critico de arte Santiago
Espinosa de los Monteros, el psicoanalista Salvador Rocha, bajo la
conducción de la curadora Pilar García.
Para
Coen, quien estuvo acompañado por su esposa, la galerista Lourdes
Sosa, su obra es como hacer una exposición colectiva, pero “pintada
por un solo pintor”. En esas varias etapas de su vida “de alguna
manera hay un hilo conductor en el tiempo, el espacio, la forma, la
paleta y en el arte en función de actuar con libertad.
“Seguí
esa expresión como de dibujos infantiles, sin embargo con una
estructura, con una manera de manejar las atmósferas en los espacios
que, aunque son de pequeño formato, son inmensos cuando puedes
penetrar en ellos”, expresó el festejado en el transcurso del
conversatorio.
Primero
que nada, “fui un gran espectador de las obras de los demás,
porque cada una que veía me inspiraba a algo. Fue descubrir el arte
a partir de cero, como si no hubiera habido ni historiadores, sino
ver la obra y dialogar con ella como si fuera recién hecha. Como
espectador sentía que podía ser el autor de estas obras”.
Respecto
de los grandes saltos de la historia de su trabajo Coen dijo, “hacía
una exposición y en seguida cambiaba y hacía otra cosa. Eso me
importaba”. Algo que siempre tuvo en la cabeza fue la pintura del
italiano Paolo Ucello. Sigue experimentando y “a lo mejor lograré
encontrar qué diablos hago”.
Mario
Lavista, amigo de hace más de medio siglo, habló de algunas de las
obras en que colaboraron juntos como la partitura Jaula, hecha
con motivo de la visita a México en 1976 de John Cage. “Jaula
-explicó- es la traducción al español de Cage, sin embargo también
es el tipo de partitura que Arnaldo elaboró: una serie de 16 cubo,
un submúltiplo de 64, edad que el compositor cumplía. Además, es
el número de hexagramas que tiene el I-ching, del que Cage se sirvió
toda la vida, no sólo para consultarlo, sino para componer. Sobre
esos cubos concéntricos escribí unas pequeñas notas que se pueden
leer desde el punto de vista musical. Al mismo tiempo la partitura
puede funcionar como un objeto visual”.
Arnaldo,
siguió, es “un gran melómano, un gran conocedor de la música.
Algunas de sus pinturas tienen a la música en el centro mismo de una
reflexión muy profunda. Pienso, sobre todo, en los paráfrasis que
hizo de las batallas de Uccello, que traducen no solo el aspecto
geométrico de sus pinturas, sino también lo que se oye en sus
cuadros. Son cuadros que se escuchan. Lo que se escucha está dentro
del cuadro, no fuera. Me maravilla que a través de un elemento
pictórico Arnaldo puede crear una especie de resonancia sonora”.
Para
Santiago Espinosa de los Monteros la obra de Coen tiene que leerse en
conjunto con una serie de disciplinas artísticas que no solo se
ayudan de él, sino que se complementan y son parte del conjunto de
su obra.
Nicolás
Echevarría participó con Coen en el Grupo Quanta, que incluía
teatro, danza y todo tipo de disciplinas. Con él realizó body
art al pintar el vestuario sobre el cuerpo desnudo de las
bailarinas. Dijo tener “una colección increíble de dibujos a la
limón con Arnaldo”.