viernes, 15 de septiembre de 2017

Cri-Cri anda allí



El compositor Francisco Gabilondo Soler (1907-1990), creador del Grillito Cantor, ejerció un papel como formador de la niñez mexicana al enriquecer su fantasía. También jugó un papel como literato. “Es un buen escritor de cuentos, porque todas sus canciones primero fueron eso”, expresa la periodista Elvira García, autora de De lunas garapiñadas. Abrazando la memoria: Francisco Gabilondo Soler cuenta su vida, una versión nueva del libro que publicó en 1983, con el sello de Radio UNAM y Fonapas, reditado dos años después por Editorial Posada, porque ambos tirajes se agotaron. 
 

La entrevista original se realizó para el programa Retrato hablado de Radio UNAM, cuyo entonces director Fernando Curiel le propuso hacer un libro.










Ya que De lunas garapiñadas… fue su primer esfuerzo editorial, “mi libro de juventud”, García no quiso publicar lo mismo porque “uno cambia mucho, ve las cosas de manera distinta. Además, creo escribir por lo menos una pizca mejor que antes”. De allí prefirió rescribirlo y “expresar bien” después de “entender” las facetas de formador y literato del compositor. 
 

En esta ocasión la versión, publicada por la Fundación Francisco Gabilondo Soler, incluye un nuevo capítulo que habla del personaje literato. “Todo eso que le ha negado la intelectualidad mexicana. El valor como cuentista se lo quiero dar, con o sin el permiso de los intelectuales mexicanos, como si escribir para niños fuera un ejercicio menor”, expresa la entrevistada. 
 

Revisar, analizar y publicar todos los cuentos que Cri-Crí escribió es una segunda tarea que García desea realizar con la fundación.






Hacia 2006/07, García tuvo un rencuentro con los nietos de don Francisco, en especial con Oscar Gabilondo Vizcaíno, quien procedió a regalarle “perlas informativas” relacionadas con su abuelo, que despertaron su interés por desempolvar su libro. Se trató de copias de cartas escritas en distintas épocas a partir de 1936 a su primera esposa Rosario Patiño Domínguez, también su representante y “el amor de su vida”.


Fueron muy felices aunque no tanto en épocas en que Gabilondo Soler se quedó sin trabajo porque en la Segunda Guerra Mundial el programa de Cri-Crí fue cancelado en la XEW, ya que empezó la moda del noticiario. A las emisoras les importaba informar sobre lo que pasaba en Europa. Los programas sobre todo dedicados a los niños y otros de entretenimiento, los quitaron”.


El cantautor, entonces, buscó fortuna en Sudamérica: “Se contrató como ayudante de calderas en un barco y viajó desde Acapulco a Panamá y después a Argentina. Se fue a probar fortuna en Buenos Aires porque Pedro Vargas le había dicho que allá querían mucho a los artistas mexicanos, sin embargo no encontró trabajo. Al contrario fue muy rechazado, su trabajo no era conocido, además no era un género que interesaba. Entonces, se contrataba como chansonnier y pianista acompañante. Se las pasó negras, estuvo muy enfermo, muriéndose de hambre, apenas tenía para pagar un hotel de mala muerte. Todo eso lo cuenta en las cartas”.


A García le subyugó “entrar en la intimidad del Gabilondo Soler hombre que sufría, que se las pasaba de Caín para mantener a su familia (tenía dos hijos). Y, de no declinar de su propósito de ser Cri-Crí”. Así que retomó su libro de 1983, se puso a investigar, incluso, desempolvó sus papeles y casetes originales de los años 80 del siglo pasado, y rescató partes inéditas. Entre los capítulos nuevos está uno sobre la infancia y adolescencia de don Francisco.