La periodista y crítica
de arte Raquel Tibol (1923-2015) era de buen comer. Sus hijos, Nora
Satanowsky y Simón Rosen, enlistan algunos de sus alimentos
favoritos:
Las sopas de cebolla “a
los 450 grados” y la de verduras, la morcilla, los riñones al
jerez, el hígado encebollado, es decir, las vísceras en general; el
puchero de pollo con alas, empanadas argentinas de matambre, el
salmón, el queso -era bien quesera- , el té, el chocolate “bien
caliente”, el strudel
de manzana con helado de vainilla y la natilla.
Los platillos consentidos
de Raquel Tibol no se incluyeron para la ofrenda que el Museo Soumaya
Plaza Loreto le dedica en el vestíbulo del recinto. Las cazuelas,
ollas y demás recipientes contienen alimentos asociados con los
altares tradicionales del festejo de Día de Muertos: mole, pan,
tamales, fruta, caña de azúcar, elotes.
Realizada en cartón
pintado por artistas y alumnos del Faro de Oriente, la figura de la
autora del temido “tibolazo” retrata fielmente su vestimenta.
Sentada detrás de una mesita equipada con máquina de escribir
-jamás quiso cambiar a la computadora- Tibol mira con su agudeza
acostumbrada desde un par de grandes anteojos.
El ajuar se compone de
bufanda, saco negro y vestido. Nora y Simón traen a colación sus
chalinas, suéteres de lana -era bien friolenta- y el infaltable
prendedor. También era amante de los zapatos, gustaba de los anillos
y a últimas fechas usaba una bolsa de la cadena CNN que le habían
obsequiado en un programa de Carmen Aristegui. Apreciaba un buen
perfume.
Eso sí, doña Raquel está
en los huesos. Estira sus largos y delgados brazos -de uno cuelga un
bastón-, y teclea con alegría. ¿A quién destroza ahora? Del lado
izquierdo de la periodista se ha colocado un tzompantli
con las calaveras de los artistas mexicanos que “sacrificó”,
dice en tono de broma Alfonso Miranda, director del museo.
Allí se aprecian
calaveras de Diego Rivera, Frida Kahlo, Dr. Atl, David Alfaro
Siqueiros, Orozco -¿será José Clemente o Gabriel?- , Nahui Olin,
Manuel Rodríguez Lozano, Angelina Beloff, María Izquierdo, Roberto
Montenegro, Miguel Covarrubias, Olga Costa, José Chávez Morado,
Raúl Anguiano, Alfredo Ramos Martínez, Marysole Wörner Baz, Jorge
González Camarena y Lola Cueto.
Suman 18 y fueron
realizadas por niños visitantes del Museo Soumaya. “Queríamos que
el tzompantli
creciera, pero fue muy exitoso nuestro taller y todo mundo quiso
llevarse un pintor mexicano a su casa para ponerlo en su altar.
Entonces, decidimos que estaba bien porque de esta forma Raquel
visitaría los hogares de los mexicanos como lo hizo en cada entrega,
ya sea en una revista, un diario o un libro”, señala Miranda.
Las calaveras se muestran
“triunfantes”, porque a fin de cuentas lo importante es que doña
Raquel, “a pesar de ser una figura severa, también rescataba
asuntos de relevancia que colocó en una estela con una justa
dimensión. A veces no la que el artista o la institución quisiera,
pero siempre con una puntualidad y transparencia”, asegura el
entrevistado.
Del otro lado de la
ofrenda cuelga Retrato de niña muerta, niña
viva (1931), cuadro que Siqueiros pintó
sobre un costal de papas, durante un “autoexilio” en Taxco,
Guerrero. Es una pintura perteneciente a la colección del museo, que
doña Raquel estudió y revaloró.
Siqueiros relata en alguna
ocasión cómo alguien lo tomó por fotógrafo: “¡Señor
fotógrafo, señor fotógrafo, venga usted conmigo! Mi papá quiere
que usted retrate a mi hermanita que murió ayer, porque mañana
temprano tienen que enterrarla”. Así nació el cuadro
perteneciente a la Fundación Carlos Slim.
Miranda reconoce que con
seguridad a doña Raquel no le hubiera gustado el altar y “nos
hubiera regañado por tener algo dedicado a ella de esta manera”.
Sin embargo, les pareció una forma de “permanencia en el mundo
estético, de las instituciones, como ella siempre se manejó”.
Antes de morir la
periodista e investigadora donó su archivo a la Fundación Carlos
Slim. De allí el compromiso de digitalizarlo y ponerlo al alcance de
todos. Aún están en la etapa de conservación del millón de
documentos que integran el archivo.